La vida en 'Can VARça' sigue igual

La polémica del fútbol sobrevive de momento a la tecnología. Que el videoarbitraje es muy necesario en este deporte es algo que pocos se atreven a discutir. Es entendible que aún requiere ajustes y un periodo de adaptación; pero es también un hecho que el VAR no ha sido capaz de aportar una sensación de justicia e igualdad de condiciones entre todos los clubes españoles por culpa de una sospechosa disparidad de criterios a la hora de interpretar humanamente las imágenes que ofrece la tecnología. Y si no, que se lo pregunten a los últimos rivales del Barcelona.
Lo que más indigna a los clubes modestos es sentir que le han perjudicado contra un equipo que no necesitaba esa ventaja. El Barça es líder destacado de LaLiga de manera justísima, por eso cuesta tanto entender que, casualmente, la gran mayoría de la acciones polémicas suelan resolverse a su favor.
El último que ha puesto el grito en el cielo ha sido el Leganés, que anunció este lunes que va a presentar una queja formal a la RFEF y una solicitud de aclaración al Comité Técnico de Árbitros (CTA) por la falta de Luis Suárez a Cuéllar con 1-1 aún en el marcador. "El árbitro ve los tacos clavados en su brazo, pero hace lo más fácil ante un rival así, dar el gol", se quejaba Recio, medio del equipo madrileño.
Las imágenes dejan muy claro que, al margen de si toca o no el balón, su entrada con los tacos por delante pone en serio peligro la integridad del meta, al que además propina un rodillazo en la cara. La decisión del VAR y del árbitro, Ricardo de Burgos Bengoetxea, contrasta con lo que decidieron sus compañeros Cuadra Fernández y Hernández Hernández (desde el monitor) en el Getafe-Barcelona. Aún con 0-0, anularon un tanto a los azulones por un contacto muchísimo más leve de Mata sobre Lenglet en un partido que acabó 1-2.

Y aquí, en el cambio de criterio, es donde se basan las sospechas, además de en otras acciones en las que resulta difícil entender que el VAR no entrase de oficio. En estas lides, Suárez ya es un misterio en sí mismo. Con un saldo de 30 amarillas y cero rojas en 149 partidos de LaLiga, el domingo volvió a irse sin ser amonestado a pesar de que, como siempre, protestó, insultó y se encaró con todos, ¡hasta con el árbitro! Pero especialmente con Recio, con quien intercambió agresiones leves, y con Cuéllar. Al margen de la acción del gol, con el meta pepinero protagonizó una jugada muy similar a la famosa de Pau López y Roque Mesa, que le costó al sevillista la expulsión en el derbi. Nada le pasó al charrúa, que además se permitió el lujo de burlarse del cancerbero, y a quien las cámaras le han pillado muchas veces insultando y menospreciando a rivales y a colegiados con sus ya clásicos gritos de "Cagón".


Más allá de Suárez, aún colea en el Sevilla las evidentes manos en el área de Jordi Alba en la visita liguera al Camp Nou (4-2) que ni el árbitro ni el VAR quisieron revisar. Tampoco del manotazo de Piqué a Gerard Moreno en el área o del gol en fuera de juego del Barça en su ajustado triunfo en casa ante el Villarreal.

Como poco, los rivales culés se pueden quejar de agravio. Lo único que no admite discusión es que esas mismas acciones han sido valoradas de una manera distinta en otras áreas. Algunos errores son flagrantes, en otros cabrá la interpretación; pero para eso se implantó el VAR, para acabar con la injusticia y el debate. Por eso resulta tan sospechoso que todo siga igual en 'Can Varça'.

Lo que más indigna a los clubes modestos es sentir que le han perjudicado contra un equipo que no necesitaba esa ventaja. El Barça es líder destacado de LaLiga de manera justísima, por eso cuesta tanto entender que, casualmente, la gran mayoría de la acciones polémicas suelan resolverse a su favor.
El último que ha puesto el grito en el cielo ha sido el Leganés, que anunció este lunes que va a presentar una queja formal a la RFEF y una solicitud de aclaración al Comité Técnico de Árbitros (CTA) por la falta de Luis Suárez a Cuéllar con 1-1 aún en el marcador. "El árbitro ve los tacos clavados en su brazo, pero hace lo más fácil ante un rival así, dar el gol", se quejaba Recio, medio del equipo madrileño.
Las imágenes dejan muy claro que, al margen de si toca o no el balón, su entrada con los tacos por delante pone en serio peligro la integridad del meta, al que además propina un rodillazo en la cara. La decisión del VAR y del árbitro, Ricardo de Burgos Bengoetxea, contrasta con lo que decidieron sus compañeros Cuadra Fernández y Hernández Hernández (desde el monitor) en el Getafe-Barcelona. Aún con 0-0, anularon un tanto a los azulones por un contacto muchísimo más leve de Mata sobre Lenglet en un partido que acabó 1-2.

Y aquí, en el cambio de criterio, es donde se basan las sospechas, además de en otras acciones en las que resulta difícil entender que el VAR no entrase de oficio. En estas lides, Suárez ya es un misterio en sí mismo. Con un saldo de 30 amarillas y cero rojas en 149 partidos de LaLiga, el domingo volvió a irse sin ser amonestado a pesar de que, como siempre, protestó, insultó y se encaró con todos, ¡hasta con el árbitro! Pero especialmente con Recio, con quien intercambió agresiones leves, y con Cuéllar. Al margen de la acción del gol, con el meta pepinero protagonizó una jugada muy similar a la famosa de Pau López y Roque Mesa, que le costó al sevillista la expulsión en el derbi. Nada le pasó al charrúa, que además se permitió el lujo de burlarse del cancerbero, y a quien las cámaras le han pillado muchas veces insultando y menospreciando a rivales y a colegiados con sus ya clásicos gritos de "Cagón".


Más allá de Suárez, aún colea en el Sevilla las evidentes manos en el área de Jordi Alba en la visita liguera al Camp Nou (4-2) que ni el árbitro ni el VAR quisieron revisar. Tampoco del manotazo de Piqué a Gerard Moreno en el área o del gol en fuera de juego del Barça en su ajustado triunfo en casa ante el Villarreal.

Como poco, los rivales culés se pueden quejar de agravio. Lo único que no admite discusión es que esas mismas acciones han sido valoradas de una manera distinta en otras áreas. Algunos errores son flagrantes, en otros cabrá la interpretación; pero para eso se implantó el VAR, para acabar con la injusticia y el debate. Por eso resulta tan sospechoso que todo siga igual en 'Can Varça'.
