El retorno de
Joaquín Caparrós al banquillo sevillista se espera que sea la tecla que acabe de cambiar el rumbo del primer plantel blanquirrojo en este epílogo de la temporada, en el que los de
Nervión, una vez apeados en
Copa y en la Europa League, luchan por hacerse con la cuarta plaza de la tabla que les dé acceso a
Champions el próximo curso, un objetivo que, este fin de semana, pasa por imponerse al Valencia en el
Sánchez-Pizjuán.
Y para ello, lógicamente, habrá que hacer como mínimo un tanto más que el conjunto che, siendo el gol sevillista en los últimos tiempos propiedad casi exclusiva de
Wissam Ben Yedder. Una tendencia que Caparrós, ahora desde el banquillo, intentará equilibrar, posibilitando que el acierto de cara a portería vuelva a estar más repartido, como al inicio de la temporada, cuando el portugués
André Silva hacía sombra a su compañero en la vanguardia.
El portugués, que firma 11 dianas como sevillista, ha experimentado un retroceso como goleador que le llevó a perder la titularidad con
Pablo Machín, afrontando ante el Valencia la que puede ser su peor sequía goleadora en LaLiga, alcanzando los ocho partidos consecutivos; algo que, en parte, no extraña a su compatriota
Luis Castro, extécnico del
Oporto y
Oporto B, donde tuvo la oportunidad de participar activamente en la formación futbolística de un jovencísimo
André Silva que, de su mano, alcanzó la cifra de 24 dianas en 79 partidos, siendo el entrenador que más lo ha dirigido en su carrera como profesional.
Es decir, una figura clave que descubrió al de
Baguim do Monte con 15 años como director de la
Academia del Oporto; medalla que, en cambio, prefiere eludir
ante la llamada de ED, repartiendo el trabajo entre todo el departamento de scouting del conjunto luso, del que también formaba parte.
"En lo que respeta al gol es así. En el equipo B del
Oporto tuvo una secuencia de nueve partidos seguidos viendo portería, pero también se llevó cuatro o cinco partidos seguidos sin hacer gol. Si el entrenador, en ese momento, no pierde la confianza en él, André va a volver a hacer una secuencia de goles muy buena", apostilla el técnico luso, quien entiende que la confianza de
Joaquín Caparrós será clave para recuperarlo, después de que perdiera protagonismo con
Pablo Machín.
"Es muy humilde y trabajador. En
Oporto, tanto avanzaba como iba hacia atrás un poco. Era por su edad; yo le exigía para ver cómo se rehacía. Era un niño que siempre que no participaba se preocupaba mucho; quería jugarlo todo. Lo recuerdo como un jugador de talento, impositivo mentalmente y con una capacidad de trabajo increíble. Yo lo conocí con 15 años como director de la
Academia, donde lo tuve durante siete años en un proceso de formación. Ya era así", concluyó.