El límite salarial ata la gestión de Monchi

El límite salarial ata la gestión de Monchi
Monchi trabaja en darle salida a los jugadores con los que no cuenta para su nuevo proyecto deportivo. - Alejandro Saéz
Alejandro SáezAlejandro Sáez 4 min lectura
La venta del holandés Quincy Promes al Ajax no ha sido tan bien encajada por la afición sevillista como semanas atrás lo fue la de Luis Muriel al Atalanta, que ha desembolsado 18 millones de euros por el atacante colombiano, lo que ha posibilitado a las arcas nervionenses recuperar en gran medida la fuerte inversión hecha en su día por Óscar Arias, quien abonó 21,6 millones de euros por el cafetero, convirtiéndolo así en el fichaje más caro de la historia del Sevilla FC hasta la fecha.

Más allá del predicamento que el internacional holandés se ha ganado entre el graderío blanquirrojo, los 15,7 millones de euros, más 1,5 en variables, que anunció el Ajax en su página web al oficializar el traspaso del futbolista suponen la razón fundamental del enfado del sevillismo, que entiende que el polivalente extremo, quien apenas ha jugado esta temporada en su sitio, no ha visto devaluada su cotización como nervionense, pese a esperarse algo más de él tras abonar Caparrós y sus adjuntos el pasado verano 20 millones de euros, más otros 800.000 en variables.

El adiós de Quincy Promes, sin embargo, se corresponde a muchas otras cuestiones (algunas de ellas, incluso, no vienen al caso ahora) más allá de lo deportivo. Entre ellas, por ejemplo, destaca la gestión de la anterior dirección deportiva, dirigida por Joaquín Caparrós, como director de fútbol, y en manos, principalmente, de sus dos adjuntos: Paco Gallardo y Carlos Marchena. Una dirección que, más allá de sus aciertos o fracasos, ha comprometido la gestión de Monchi este verano, estando condicionado su trabajo por el techo del límite salarial, después de que el pasado mes de enero firmaran a Munir (a bajo coste y con una prima de fichaje importante por su situación contractual), Dabbur, quien se convirtió en el primer fichaje blanquirrojo para la 19/20 a cambio de 15 millones de euros, y Wöber, que arribó cedido con obligación de compra a final de temporada, a cambio de 10,5 millones de euros, más 1,5 en variables.

Se trata de unos movimientos de cara a la temporada que se avecina que cargaron aún más una masa salarial ya abultada, con fichas altas de jugadores como Quincy Promes, Simon Kjaer o Nolito, sin apenas protagonismo en la plantilla, amén de otros integrantes del primer plantel blanquirrojo que sí gozan de un estatus principal en el devenir futbolístico de la entidad, véase el caso de Éver Banega (cuestionado por su final de temporada) o el capitán Jesús Navas.

En definitiva, un yugo, la masa salarial, que explica la venta de Quincy Promes y la forma de actuar de Monchi en este inicio del mercado, dándole prioridad ahora a las salidas de aquellos jugadores que no entran en sus planes y que suponen un problema en la tesorería del club.

El lastre era (y es) importante y no le resultará sencillo soltarlo.
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