Fichar buenos jugadores que atraviesan por malos momentos a un bajo precio
suele resultar bastante rentable. Lo sabe bien
Monchi, quien se hizo con
Julien Escudé cuando al francés lo tenía su entrenador del Ajax en la grada; que fichó a
Luis Fabiano en plena depresión, tras haber sufrido el rapto de su madre; que se hizo por seis millones de euros con un tal
Fréderic Kanouté, sin protagonismo en el Tottenham; que sacó a
Daniel Carriço de la segunda inglesa, donde estaba amargado; que le dio una segunda vida a
Nico Pareja, cuyo fútbol se quedó helado en Rusia; que se sacó de la manga a
Adil Rami, sin protagonismo en el AC Milan; que propició que
Éver Banega, defenestrado en Valencia, volviese a sacar su chistera...
Porque
fichar bien no es sólo cuestión de tener
buen ojo o un ordenador con lo último en
Big Data. Hay que
dominar el mercado y las
situaciones personales de los jugadores, además de saber elegir
el momento idóneo para levantar un teléfono, entre otras cosas.
El último ejemplo es el de
Javier 'Chicharito' Hernández, a quien,
en condiciones normales, como ocurrió con
Samir Nasri (su torpeza en Leicester empañó una magnífica mitad de temporada), no hubiese podido fichar el de San Fernando. No ya por no poder acometer un traspaso, pues
su depreciado valor de mercado actual es de unos
12 millones de euros (llegó a ser de
25 y lo ha fichado por
7,75), sino por lo que estaba percibiendo en el West Ham:
7,6 millones de euros netos anuales. Es decir, una locura.
Monchi sabe hasta dónde puede dar el mexicano, que es mucho más de lo que ha dado últimamente, y
estima que puede volver a recuperar ese nivel en Nervión, en un contexto más adecuado, con más protagonismo, con otras motivaciones... como poder optar a títulos, como la Europa League o la Copa del Rey.
Generalmente, al director general deportivo le
ha salido bien la jugada de apostar por buenos jugadores que atraviesan por problemas, pero, si con el internacional azteca no saliese bien la jugada, el riesgo económico sería mínino, ya que se trata de un futbolista de renombre y sería, por tanto, fácilmente colocable.