Una costumbre que ya cabrea a Jordán

Una costumbre que ya cabrea a Jordán
A Joan Jordán no le gustó nada que Lopetegui volviera a prescindir de él ante el Eibar, convirtiéndose en una costumbre que siempre sea uno de los cambios en la segunda mitad. - F. Mateos
Fernando MateosFernando Mateos 3 min lectura
Se marchó ovacionado por su antigua afición, síntoma inequívoco de que dejó huella en Ipurua. Pero eso no fue ningún consuelo para Joan Jordán, que explotó al entrar en el banquillo, enfadado por ser una vez más el sacrificado por Lopetegui en la medular sevillista.

Tal fue el cabreo del centrocampista que lanzó una botella de agua y fue amonestado incluso por ello, como reflejó en el acta del partido el colegiado González Fuertes. Y es que llueve sobre mojado para el catalán, que es uno de los tres futbolistas que han participado en todos los encuentros junto a Vaclik y Diego Carlos, si bien ha sido sustituidos en seis de ellos.

Sólo jugó completo el partido del estreno liguero ante el Espanyol, mientras que en la segunda jornada, también a domicilio contra el Granada, donde su gol otorgó la victoria, fue sustituido por el Mudo Vázquez en el 86'. El argentino fue también su relevo en casa frente al Celta, pero antes, en el 71', siendo el segundo cambio de Lopetegui, que ha convertido en una costumbre prescindir de uno de sus mejores jugadores mediado el segundo tiempo. Así sucedió en Mendizorroza ante el Alavés, después de ver también puerta, entrando en su lugar Gudelj en el 67'.

Entonces fue el primer cambio, como ante el Qarabag, al salir en su lugar Rony Lopes en el 58', mientras que en las dos últimas citas el minuto de su sustitución ha sido casi idéntico: en el 69' entró Chicharito por él ante los blancos y en el 68' lo hizo Gudelj en Ipurua. El serbio, de hecho, es su relevo más habitual, recordando ya a muchos el célebre cambio de Coke por Mariano que utilizaba Emery.

Pero a Joan Jordán, visto lo visto, no le hace tanta gracia. Pasa por ser uno de los sevillistas que está ofreciendo un mayor rendimiento. Se faja en la resta y aporta en ataque, con dos goles y una asistencia, la del 0-1 ante el Eibar a Ocampos. Pero ya se ha perdido 121 minutos de juego y empieza a preguntarse por qué es siempre el sacrificado. Habitualmente, Lopetegui opta por él para ganar presencia física en el centro del campo, pues su desgaste es grande y el técnico vasco no quiere que el equipo baje el pistón nunca, de ahí que entre Gudelj. Otra cosa es que Jordán esté de acuerdo...
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