Habrá pasillo. Como marca esa tradición que merengues y culés no respetan entre sí para no sentirse humillados. El mejor
Real Madrid de las dos últimas campañas llega con la
Supercopa de España bajo el brazo y el
Sevilla lo recibirá con honores. Pero ahí deben quedar los homenajes. Que mañana la crónica del partido no hable de un pasillo sin fin, como en el que los de Nervión se hayan inmersos en sus visitas a los grandes escenarios del fútbol patrio.
Romper esa dinámica, encontrar la luz, es el objetivo de un
Sevilla que esta campaña ofrece mayores garantías a domicilio que ante su gente. No en vano, es el mejor visitante de
LaLiga, con seis victorias y sólo dos derrotas en diez partidos. Una de ellas, en otro feudo maldito como el
Camp Nou, donde dio la cara y se la acabaron rompiendo por ese lastre que ahora
Monchi se afana en arreglar: la falta de pólvora.
Dabbur y
Chicharito ya son historia y en su lugar ha llegado
En-Nesyri, que estará en el banquillo, si bien puede que su fichaje no sea el único. Hoy, en cualquier caso, volverá a ser
De Jong el elegido, si bien el problema trasciende a la escasa puntería del holandés y tiene mucho que ver con el modo de atacar de un equipo que depende en demasía arriba de la potencia de
Ocampos. El problema es que el argentino no estará hoy por sanción y
Lopetegui tendrá que cambiar su plan.
En sus anteriores ausencias,
Munir y el
Mudo fueron las alternativas, pero en esta ocasión, dada la entidad del rival, el técnico vasco podría optar por reforzar el costado con un doble lateral, adelantando a
Navas para que
Koundé actúe por detrás, recurso ya utilizado en fases de varios encuentros.
Esto haría repetir a
Carriço en el eje de la zaga, con
Diego Carlos y
Reguilón fijos, como
Vaclik en la meta y
Fernando y
Banega en la medular, donde la baja por lesión de
Joan Jordán concederá un sitio a
Óliver. Sin el extremeño volcado esta vez a la banda izquierda,
Nolito y
Munir se disputarían a su vez ese puesto, huérfano también de una pieza determinante.
Enfrente, las dudas ofensivas sevillistas, atenuadas por ese poso de equipo competitivo que alimenta la esperanza, se toparán con un sólido
Madrid que pasa por ser el equipo menos goleado de
LaLiga (igualado con el Atlético con 12 tantos ) y encadena 16 partidos sin perder. Tendrá, eso sí, una baja de peso en su zaga, la del capitán
Ramos, al que suplirá
Militao, pero
Benzema sí se ha recuperado a tiempo y será de la partida.
Sin
Bale ni
Hazard, y sin el sancionado
Valverde, Zidane no podrá repetir su fórmula mágica de colocar a cinco centrocampistas y podría dar entrada a
Rodrygo en un 4-4-2 en rombo para aprovechar el buen momento de Isco, con la duda entre
Marcelo y
Mendy en el lateral izquierdo.
