Este Sevilla no sólo gana por la camiseta

Hay partidos, como dicen en Argentina, que se ganan mostrando la camiseta. Y tras lo vivido hace unos meses en Turín y en los últimos diez años en toda Europa, la camiseta del Sevilla pesa mucho y es de las que ‘ganan’ partidos.
El otrora grande Feyenoord, no hace tanto campeón de Liga en Holanda y campeón de esta misma competición que ayer comenzamos cuando el Sevilla ni siquiera intuía esa década soñada que muy pronto le iba a llegar, es a día de hoy un equipo que, en igualdad de condiciones, está por debajo de su rival de ayer. Lo saben en Rotterdam, lo admiten en Holanda y sus jugadores lo demostraron en el campo. Salieron sintiéndose inferiores, mirando a esa camiseta que tenían enfrente y bajaron la cabeza. Pero no fue eso lo que hizo que ayer se viviera un partido plácido. Fue posible porque Emery ha sabido impregnar a su equipo de la intensidad y seriedad que él transmite desde la banda, en los entrenamientos e, incluso, en cada rueda de prensa. Este Sevilla no echa el freno ni aún sabiéndose superior y plasmando esa superioridad sobre el campo. Salió a ganar, a resolver lo antes posible y no le dio ninguna opción a su rival. Eso es lo que pidió el técnico en la previa cuando hablaba que había que demostrar ser mejores en el campo y no por el nombre o por su coeficiente UEFA. El Sevilla fue mucho mejor, corrió tanto o más que su rival y bien pudo haber acabado el encuentro con un triunfo más holgado. Ganó de entrada por la camiseta y de salida por todo lo demás.
El otrora grande Feyenoord, no hace tanto campeón de Liga en Holanda y campeón de esta misma competición que ayer comenzamos cuando el Sevilla ni siquiera intuía esa década soñada que muy pronto le iba a llegar, es a día de hoy un equipo que, en igualdad de condiciones, está por debajo de su rival de ayer. Lo saben en Rotterdam, lo admiten en Holanda y sus jugadores lo demostraron en el campo. Salieron sintiéndose inferiores, mirando a esa camiseta que tenían enfrente y bajaron la cabeza. Pero no fue eso lo que hizo que ayer se viviera un partido plácido. Fue posible porque Emery ha sabido impregnar a su equipo de la intensidad y seriedad que él transmite desde la banda, en los entrenamientos e, incluso, en cada rueda de prensa. Este Sevilla no echa el freno ni aún sabiéndose superior y plasmando esa superioridad sobre el campo. Salió a ganar, a resolver lo antes posible y no le dio ninguna opción a su rival. Eso es lo que pidió el técnico en la previa cuando hablaba que había que demostrar ser mejores en el campo y no por el nombre o por su coeficiente UEFA. El Sevilla fue mucho mejor, corrió tanto o más que su rival y bien pudo haber acabado el encuentro con un triunfo más holgado. Ganó de entrada por la camiseta y de salida por todo lo demás.
