"Pablo Laso se peleaba una vez al mes con un peso pesado para dar un mensaje"

El técnico vitoriano dejó también huella en el Real Madrid, donde vivió doce años de gloria

Pablo Laso se ha convertido en los últimos años en uno de los entrenadores más laureados de la historia del baloncesto español. Con dos Euroligas, una Copa Intercontinental, 6 Ligas, 6 Copas del Rey y 7 Supercopas, sólo Pedro Ferrandiz le supera en la larga historia del club más laureado del baloncesto mundial fuera de la NBA.

Laso, tras su paso por el Baskonia, aparece como el claro candidato a la selección española, aunque hay quien duda de que su talante sea el mismo que llevó un Sergio Scariolo capaz de aglutinar a todas las estrellas y hacerlas funcionar en pos de una meta. Uno de los mejores jugadores que lo conoce, el argentino Facundo Campazzo, revela en el programa 'Desde el respeto' del canal Vorterix cómo se las gasta el técnico vitoriano.

“Al haber sido jugador tenía otro touch para tocar los jugadores. Elegía sus batallas. Una vez al mes, o cada tres meses, se peleaba con uno importante, con un peso pesado para dar un mensaje de que nadie jodía. Manejaba muy bien el grupo y estaban todos contentos”, reconoce el argentino sobre Pablo Laso, que empieza ahora una nueva etapa junto a Scariolo en el equipo merengue.

Esa jerarquía en el Madrid también la ve en Sergio Llull, que es el jugador con los que se queda de todos los que han compartido equipo con él desde que llegara hace diez años. “Cuando habla, callan todos. No habla mucho, habla cuando realmente la situación lo merece. Desprende una autoridad cuando lo ves. O cuando habla... Impone muchísimo. Tiene mucha autoridad y como no habla tanto en el día a día hace que sea más”, afirma 'el Facu'.

Campazzo, aparte del Real Madrid, narró su paso por la NBA y por el Estrella Roja, donde vivió un baloncesto muy visceral que le recordó al de su país. “Jugar allí era salvajismo puro. Era un poco como vivir en la Argentina de los 90. Se puede fumar dentro de los pabellones y se ve la nube de humo. Influye un poco el humo del cigarrillo. Además, no es que sean tres o cuatro, es que es mucha gente, pueden ser 1.000 personas. Te tiran monedas, encendedores...”, señala.

Campazzo y sus problemas en Belgrado

Esa virulencia afecta, incluso en la vida diaria. “Yo pasaba por el túnel y me escupían -los hinchas rivales- en la cara. Yo me quería dar la vuelta y los propios jugadores del Partizán me decían ‘tranquilo'. (...) En la calle iba con el coche, frené en rojo y veo un chavón que me miraba desde una esquina. Cruza el semáforo y se me queda mirando. Empecé a tener miedo. Se vuelve y cuando me mira me hace el gesto de cortarme el cuello. Me fui sin ni siquiera mirarlo”, indica Campazzo.

Sobre la NBA no dudó en contar anécdotas como las partidas de Play en la habitación de Nikola Jokic en los Nuggets o la crueldad de los traspasos, que vivió en compañeros y en primera persona. Aunque lo peor fue cuando lo cortó Dallas Mavericks. “Yo me enteré de que me cortan de Dallas por un tuit. Siete de la mañana, abro Twitter y leo el mensaje. La concha de su madre. Le llamé a mi agente y me dice ‘me acaban de llamar y sí'. Lo más loco para mí es que le escribo al utillero para ir a recoger las zapatillas y me contesta ‘te las dejo en una caja fuera del vestuario, en el párking’. No puedes entrar en el vestuario”, confirma Facundo Campazzo.