Cuál es el partido de baloncesto con más prórrogas de la historia
Un partido que data de 1951 tuvo que necesitar hasta seis tiempos extra para resolverse. Y lo más llamativo, sin duda, fue su marcador

Una prórroga siempre es sinónimo de emoción, de igualdad y de amortización de una entrada. Y si es en el caso del baloncesto, es una ocasión inmejorable para ir a por algo de comida o bebida, porque nunca se saben cuántas se pueden necesitar para resolver un partido.
Duran solo cinco minutos y, aunque por norma general con una o dos suele ser suficiente para resolver un encuentro, en algunos casos el desenlace se ha prolongado hasta límites sorprendentes.
Y el caso más inusual se dio en el duelo que disputaron, el 6 de enero de 1951, Indianapolis Olympians y Rochester Royals. Registrado como el partido más largo de la historia, se necesitaron hasta seis prórrogas para determinar un ganador. El choque terminó con la victoria de los Olympians por 73-75. En total, los dos conjuntos estuvieron 78 minutos en pista.
Resulta muy curioso que, pese a ello, el luminoso reflejara tan corta puntuación, pero por aquella época no existían ni los triples ni la cuenta atrás de posesión. Y según la hemeroteca, en la segunda y y cuarta prórroga ninguno de los dos equipos consiguió anotar una canasta.
Tras empatar a 67 en el tiempo reglamentario, el tanteo fue este: 2-2 en el primer tiempo extra; 0-0 en el segundo; 2-2 en el tercero; 0-0 en el cuarto; 4-4 en el quinto; y, finalmente, 0-2 en el sexto y último. El autor de la canasta ganadora fue Ralph Beard, quien consiguió sobre la bocina poner el punto y final al choque. Pero si anecdótico fue el resultado, más curioso fue que la gran mayoría de espectadores se marcharon antes de que el partido finalizara viendo tan soporífero espectáculo.
Además de para los aficionados, los jugadores terminaron extremadamente cansados al no ser muy común todavía las rotaciones, por lo que hubo algunos que se exprimieron hasta el límite de sus fuerzas durante los más de 70 minutos de juego que duró el partido.
Tras este partido, se empezó a estudiar y a impulsar el reloj de posesión. Finalmente, tras varios años de deliberación, se estableció en la temporada 1954/55.