Juan Ramón Comas: "Me tocó lidiar con Lopera, Ruiz Mateos y Gil; casi nada"

- No ha sido fácil dar con usted.
- No me extraña. Como dijo el Papa, los argentinos vivimos en el fin del mundo.
- ¿Dónde vive?
- En Paraná, una ciudad pintoresca que se encuentra al sur de Buenos Aires. Tiene una naturaleza frondosa y en cierto modo me recuerda a Sevilla, aunque no es tan bonita.
- ¿Qué hace actualmente?
- Soy entrenador y dirijo al mismo tiempo a un equipo masculino, el Universitario de Paraná, y a otro femenino que se llama ´Las Vampirezas´.
- ¿Sólo juegan de noche?
- (Risas). No, juegan también de día. El nombre se lo puso mi hija y lo escribió con zeta porque cuando estuvo en Madrid le hacía gracia que los españoles pronunciaran todo con zeta. Aquí lo hacemos siempre con la ese.
- ¿Es muy diferente el fútbol femenino?
- Tiene sus particularidades. Pese a que hemos conseguido grandes logros, no tiene la misma atención mediática y uno tiene que ser un poco más delicado a la hora de dirigirse a ellas. Tampoco entro en su vestuario y siempre que viajamos nos acompaña una señora para ayudarlas en lo que necesiten. Es un trabajo lindo, pero no da para vivir. Por suerte, mi mujer administró muy bien el dinero durante mi carrera como futbolista e invertimos en algunas casas.
- ¿Nunca ha pensado en dedicarse a otra profesión?
- No me extraña. Como dijo el Papa, los argentinos vivimos en el fin del mundo.
- ¿Dónde vive?
- En Paraná, una ciudad pintoresca que se encuentra al sur de Buenos Aires. Tiene una naturaleza frondosa y en cierto modo me recuerda a Sevilla, aunque no es tan bonita.
- ¿Qué hace actualmente?
- Soy entrenador y dirijo al mismo tiempo a un equipo masculino, el Universitario de Paraná, y a otro femenino que se llama ´Las Vampirezas´.
- ¿Sólo juegan de noche?
- (Risas). No, juegan también de día. El nombre se lo puso mi hija y lo escribió con zeta porque cuando estuvo en Madrid le hacía gracia que los españoles pronunciaran todo con zeta. Aquí lo hacemos siempre con la ese.
- ¿Es muy diferente el fútbol femenino?
- Tiene sus particularidades. Pese a que hemos conseguido grandes logros, no tiene la misma atención mediática y uno tiene que ser un poco más delicado a la hora de dirigirse a ellas. Tampoco entro en su vestuario y siempre que viajamos nos acompaña una señora para ayudarlas en lo que necesiten. Es un trabajo lindo, pero no da para vivir. Por suerte, mi mujer administró muy bien el dinero durante mi carrera como futbolista e invertimos en algunas casas.
- ¿Nunca ha pensado en dedicarse a otra profesión?
- Me metí en la política y fui funcionario de deportes durante algunos años. Pensaba que podría ayudar a la gente, pero comprobé de primera mano muchas injusticias y salí corriendo.
- En el Betis sólo estuvo seis meses. ¿Por qué tan poco?
- Principalmente porque ocupaba plaza de extranjero. Lopera me dijo que me nacionalizara, pero cuando ya tenía los trámites quiso que me rebajara el sueldo y no acepté. Por aquel entonces ya era medio dictador.
- Sin embargo, también solía ofrecer primas.
- Eso es lo contradictorio. Recuerdo que antes de jugar en el campo del Marbella entró en el vestuario con un maletín y dijo que si ganábamos era nuestro. Aquel día vencimos 2-3 con un gol mío de cabeza.
- ¿Fue su único gol con el Betis?
- No, marqué más, pero cuando miro las estadísticas en internet sólo me dan uno y es algo que me da un poco de rabia.
- ¿Recuerda aquello de ´la delantera del hambre´?
- Por supuesto. Aquino-Comas, la delantera del hambre. Nos pusieron el apodo en Sevilla, donde hay mucha guasa, pero ya coincidimos antes. Fue en el Murcia, donde yo fui Pichichi. En cambio en el Betis le fue mejor a Aquino que a mí.
- También jugó en el Rayo Vallecano y en el Marbella.
- Así es, y al margen de Lopera, tuve que lidiar con Ruiz Mateos y Jesús Gil, casi nada. ¡Me tocaron todos los personajes!
- Seguro que tendrá muchas anécdotas con ellos.
- En las comidas, Ruiz Mateos siempre hacía regalos a las mujeres de los futbolistas y creo que se encaprichó de la mía. Un día le lanzó piropos y tuvo que disculparse porque yo puse mala cara. Con Jesús Gil también me pasó algo curioso. Cuando me fichó para el Marbella el equipo estaba en huelga de hambre. Una noche fue al vestuario y nos dijo que para qué queríamos cobrar si en el parking sólo había Mercedes y BMW.
- ¿Qué significó el Betis para Juan Ramón Comas?
- Fue un placer jugar en un club tan grande como el Betis. Una amiga mía, que es directora técnica, estuvo en el Benito Villamarín hace poco y me dijo que en uno de los pasillos está la foto enmarcada del equipo del ascenso y ahí aparezco yo. Es algo que me llena de orgullo. Teníamos un gran equipo: Diezma, Mágico Díaz, Monreal, Ureña, Ríos, Kobelev, Kasumov, Tab Ramos, Olías, Gordillo, Aquino, Cuéllar...
- ¿Sigue en contacto con ellos?
- Durante un tiempo me escribía con Roberto Ríos, pero perdí el contacto. Los sigo buscando en Facebook, pero no hay manera de encontrarlos.
- ¿Con quién hizo más migas?
- Con Gordillo. Éramos vecinos y nuestras hijas cruzaban la tapia que separaba nuestras casas para jugar juntas. No sé cómo lo hacía, pero siempre que salíamos juntos traía a algún amigo que sabía tocar la guitarra y él terminaba cantando.
- ¿Se le daba bien?
- Desafinaba un poco, pero le ponía ganas (risas). Cuando a mí me entraba sueño, él seguía como nuevo. Un día también fui a comer con Roberto Ríos y dos jugadores del Sevilla, Suker y Simeone. Llegó un aficionado y me dijo que cómo podíamos llevarnos bien. No sé cómo, pero aquello llegó a oídos de Lopera.
- ¿Y qué pasó?
- Que nos prohibió salir con jugadores del eterno rival. Tampoco fue un problema, porque yo me sentía muy cómodo en los restaurantes de Sevilla. ¡Nunca me dejaban pagar! En cambio aquí, en Argentina, como te reconozcan te cobran el doble.
- ¿Qué impresión le dejó la afición del Betis?
- Me marcó mucho, y eso que estuve poco tiempo. Animaba sin parar y a veces, inconscientemente, tatareo los cánticos. Si me preguntan de qué equipo español soy, siempre respondo del Betis ´manquepierda´.
- ¿Le apena no haber triunfado de verdiblanco?
- Claro. Puede sonar a excusa, pero en mi rendimiento influyó que mi suegro enfermara y mi mujer tuviera que volver a Argentina. Me quedé solo, deprimido y así es difícil. Soy humano.
- ¿Qué futuro le espera?
- Me gustaría dedicarme a entrenar de manera profesional. También tengo pendiente volver algún día al Benito Villamarín.