Betis 0-2 Athletic Club: Gil Manzano desquicia a los verdiblancos
La penosa actuación de Gil Manzano fue demasiado para un equipo que lo intentó todo hasta el último minuto y mereció, como mínimo, el empate.

Otro capítulo más de la temporada en el que el Betis sale perdedor y perjudicado arbitralmente. Entre los errores propios y los del trencilla, se ha fraguado una nueva derrota que hunde aún más a los heliopolitanos. Un penalti claro sobre Rubén Castro y otro de unas manos de Balenziaga no pitados y señalar como pena máxima una falta fuera del área de Perquis, protagonizaron el principal lastre para el conjunto verdiblanco que no pudo, pese al gran esfuerzo, remontar.
Se presentaba una nueva oportunidad de alimentar la esperanza para aspirar a la permanencia en Primera división en el Villamarín, pero acabó en desastre. Calderón repitió el esquema e hizo sólo dos cambios con respecto al choque del jueves pasado ante el Rubin Kazan, donde el equipo dejó una buena imagen en el primer tiempo. Sin embargo, el arranque del partido fue totalmente dominado por el Athletic que gozó de las mejores ocasiones, la mayoría de ellas salvadas por Adán, que cuajó un partido notable.
Sola, Muniain y San José pusieron en apuros al meta madrileño del Betis, que estuvo soberbio, sobre todo, con el primero, al que le sacó un mano a mano. Con el paso de los minutos, el Betis iba estirándose intentándolo mucho por la banda izquierda donde Cedrick ponía a prueba a Iraola una y otra vez. Sin embargo, la primera jugada clave del encuentro llegaría por la banda opuesta, la derecha.
Rubén Castro fue derribado claramente por Balenziaga dentro del área bilbaína; algo que fue entendido por Gil Manzano como simulación, costándole la tarjeta amarilla al delantero canario. Primer error grave. Un error que se iba a acrecentar cuando dos minutos después Perquis trababa a Kike Sola fuera del área. En este caso, el colegiado lo vio dentro y señaló la pena máxima. Segundo error. Muniain se encargó de transformarlo y de desatar la crispación total en las gradas y el césped del coliseo bético.
El conjunto que dirige Calderón intentó reaccionar tras el golpe, pero Perquis puso las cosas más complicadas a su equipo después de autoexpulsarse con una entrada desmedida en la banda. Un nuevo obstáculo para un equipo que intentaba sobrevivir con casta. Con estas consecuencias finalizó el primer tiempo.
Tras la reanudación, y con el cambio de Baptistao por Figueras, el Betis cambio de esquema y Calderón colocó a Cedrick de delantero acompañando a Rubén Castro. Algo que funcionó por momentos, ya que los heliopolitanos crearon bastante peligro llegando a tener alguna ocasión muy clara, como la que protagonizó el propio Cedrick que Iraizoz mandó a córner. En cambio, el Betis recibiría más golpes.
Lolo Reyes, con amarilla tras protestar el penalti de Perquis, fue expulsado tras cortar una contra del conjunto de Valverde con la mano, algo que Gil Manzano no iba a dejar pasar. El más difícil todavía. El Betis con nueve y por detrás en el marcador. Y cuando parecía todo acabado, llegó el último error grave del árbitro extremeño y de su linier. Balenziaga, otra vez, evitó con la mano el empate bético después de que Rubén Castro rematara casi a portería vacía.
De ahí al final, el Athletic dominó la pelota plácidamente, aunque sin profundidad, hasta que en el minuto 81 Guillermo se encargó de cerrar el marcador con un testarazo ajustado al palo. Un final cruel para un Betis al que no le faltó pundonor y coraje, en algunos casos de sobra, durante los noventa minutos. Una nueva derrota en la mochila que cada vez pesa más y empuja hacia la Segunda división al conjunto verdiblanco.
Se presentaba una nueva oportunidad de alimentar la esperanza para aspirar a la permanencia en Primera división en el Villamarín, pero acabó en desastre. Calderón repitió el esquema e hizo sólo dos cambios con respecto al choque del jueves pasado ante el Rubin Kazan, donde el equipo dejó una buena imagen en el primer tiempo. Sin embargo, el arranque del partido fue totalmente dominado por el Athletic que gozó de las mejores ocasiones, la mayoría de ellas salvadas por Adán, que cuajó un partido notable.
Sola, Muniain y San José pusieron en apuros al meta madrileño del Betis, que estuvo soberbio, sobre todo, con el primero, al que le sacó un mano a mano. Con el paso de los minutos, el Betis iba estirándose intentándolo mucho por la banda izquierda donde Cedrick ponía a prueba a Iraola una y otra vez. Sin embargo, la primera jugada clave del encuentro llegaría por la banda opuesta, la derecha.
Rubén Castro fue derribado claramente por Balenziaga dentro del área bilbaína; algo que fue entendido por Gil Manzano como simulación, costándole la tarjeta amarilla al delantero canario. Primer error grave. Un error que se iba a acrecentar cuando dos minutos después Perquis trababa a Kike Sola fuera del área. En este caso, el colegiado lo vio dentro y señaló la pena máxima. Segundo error. Muniain se encargó de transformarlo y de desatar la crispación total en las gradas y el césped del coliseo bético.
El conjunto que dirige Calderón intentó reaccionar tras el golpe, pero Perquis puso las cosas más complicadas a su equipo después de autoexpulsarse con una entrada desmedida en la banda. Un nuevo obstáculo para un equipo que intentaba sobrevivir con casta. Con estas consecuencias finalizó el primer tiempo.
Tras la reanudación, y con el cambio de Baptistao por Figueras, el Betis cambio de esquema y Calderón colocó a Cedrick de delantero acompañando a Rubén Castro. Algo que funcionó por momentos, ya que los heliopolitanos crearon bastante peligro llegando a tener alguna ocasión muy clara, como la que protagonizó el propio Cedrick que Iraizoz mandó a córner. En cambio, el Betis recibiría más golpes.
Lolo Reyes, con amarilla tras protestar el penalti de Perquis, fue expulsado tras cortar una contra del conjunto de Valverde con la mano, algo que Gil Manzano no iba a dejar pasar. El más difícil todavía. El Betis con nueve y por detrás en el marcador. Y cuando parecía todo acabado, llegó el último error grave del árbitro extremeño y de su linier. Balenziaga, otra vez, evitó con la mano el empate bético después de que Rubén Castro rematara casi a portería vacía.
De ahí al final, el Athletic dominó la pelota plácidamente, aunque sin profundidad, hasta que en el minuto 81 Guillermo se encargó de cerrar el marcador con un testarazo ajustado al palo. Un final cruel para un Betis al que no le faltó pundonor y coraje, en algunos casos de sobra, durante los noventa minutos. Una nueva derrota en la mochila que cada vez pesa más y empuja hacia la Segunda división al conjunto verdiblanco.