Molinero, ante su reválida en la elite
Siete años después, el toledano volverá a jugar en la máxima categoría del fútbol español.

Molinero sabe lo que es jugar en Primera división, pero ya casi ni se acuerda de ello. No en vano, su último partido en la máxima categoría del fútbol español lo disputó hace más de siete años, y ha llovido mucho desde entonces. Ahora, en plena madurez (cumplirá 30 años en unos días), encara su particular reválida con la camiseta verdiblanca tras una carrera de lo más agitada. Formado en la cantera del Atlético de Madrid, debutó con el primer equipo colchonero el 25 de septiembre de 2004 frente al Villarreal. Lejos de desentonar, el toledano aprovechó la oportunidad que le dio César Ferrando y jugó 14 partidos esa temporada y 11 en la siguiente. Curiosamente, su último encuentro con la elástica rojiblanca lo disputó... contra el Betis en el Vicente Calderón.
En la 06/07, Molinero se marchó cedido al Málaga, que militaba en Segunda división. Y, aunque no pudo desbancar a un emergente Jesús Gámez, participó en 16 choques gracias a su polivalencia. Un año más tarde fue nuevamente prestado, en esta ocasión al Mallorca, que competía en Primera, pero Manzano no le dio mucha bola y sólo jugó 5 partidos, los últimos en la elite que figuran en su currículum. Llegado a este punto, prefirió ser cabeza de ratón antes que cola de león, de ahí que se afianzara en Segunda división con tres equipos diferentes equipos (Levante, Huesca y Murcia), en los que fue titular indiscutible. Entre medias, también emprendió una aventura en el extranjero con el Dinamo de Bucarest, disputando la Europa League.
Ya en el verano de 2014 aterrizó en Heliópolis avalado por Julio Velázquez, con quien coincidió en el Murcia, y puso su granito de arena para lograr el ascenso a Primera.
En la 06/07, Molinero se marchó cedido al Málaga, que militaba en Segunda división. Y, aunque no pudo desbancar a un emergente Jesús Gámez, participó en 16 choques gracias a su polivalencia. Un año más tarde fue nuevamente prestado, en esta ocasión al Mallorca, que competía en Primera, pero Manzano no le dio mucha bola y sólo jugó 5 partidos, los últimos en la elite que figuran en su currículum. Llegado a este punto, prefirió ser cabeza de ratón antes que cola de león, de ahí que se afianzara en Segunda división con tres equipos diferentes equipos (Levante, Huesca y Murcia), en los que fue titular indiscutible. Entre medias, también emprendió una aventura en el extranjero con el Dinamo de Bucarest, disputando la Europa League.
Ya en el verano de 2014 aterrizó en Heliópolis avalado por Julio Velázquez, con quien coincidió en el Murcia, y puso su granito de arena para lograr el ascenso a Primera.