Para ir de
Sevilla a
San Sebastián hay que cruzar prácticamente
España entera. Sin embargo, esto no ha impedido que hasta diez futbolistas hayan jugado a lo largo de sus carreras tanto en el
Betis como en la
Real Sociedad. Una lista de nombres que, en comparación con lo que sucede entre otros muchos equipos, parece demasiado corta, pero que, quizás a modo de compensación, incluye en su mayoría a futbolistas bastante ilustres.
El más importante, sobre todo en Heliópolis,
José Ramón Esnaola, héroe de la Copa del Rey de 1977 y auténtico mito verdiblanco que, curiosamente, se crió en la cantera guipuzcoana. El caso opuesto sería
López Ufarte, todo un ídolo para la hinchada vasca, pero que llegó a La Palmera en el ocaso de su carrera. Igualmente, todo un histórico del balompié patrio como
Barinaga jugó como blanquiazul antes de colgar las botas como bético. Por su parte,
Ansola, santo y seña del gol en el Villamarín durante los 60, cumplió en la
Real Sociedad su sueño de jugar por fin cerca de casa. Incluso,
Nacho logró consolidarse en La Palmera como no lo había hecho en sus clubes anteriores, incluyendo el ´txuri urdin´, donde estuvo cedido unos meses.
En este historial de jugadores hay incluso un protagonista del primer éxito del fútbol español, la plata en los
Juegos de Amberes de 1920:
Juan Artola, que disfrutó de la gloria olímpica como jugador donostiarra, pero habiendo pasado por tierras hispalenses en una breve aventura de dos años que tuvo su primera parada en Heliópolis. También acabó en el Villamarín un
Mark González que en el carrusel de cesiones al que lo sometió el
Liverpool para que se fuese curtiendo vistió la elástica blanquiazul. E incluso gente que, como
Azcárate,
Cervantes o
Yubero se formaron en
Zubieta y probaron después fortuna en la avenida de La Palmera con mayor o menor suerte. Toda una lista de diez nombres que confirman que los paralelismos entre el
Betis y la
Real van más allá de las franjas verticales de sus camisetas.