Que
Juande Ramos no quiere entrenar esta temporada es un secreto a voces. Había decidido tomarse un
segundo año sabático, tras abandonar el
Dnipro el 22 de mayo de 2014 por un problema familiar que, por suerte, está en vías de solución, aunque aún le mantiene ocupado y preocupado en Alicante, donde reside. Allí regresó el miércoles por la tarde, después de
dos días en la capital de España, momento que aprovechó
Eduardo Macià para hacer una escala en un viaje al extranjero y reunirse con el que se ha convertido, sin duda, en la
primera y casi única opción bética para ocupar su banquillo.
Como se informaba ayer en estas páginas, ese cónclave dejó
sensaciones positivas en el director deportivo, cuyas insistencia y capacidad de convicción empiezan a minar la resistencia del manchego.
Las claves de que, a día de hoy,
su contratación esté más cerca, reconvirtiendo el pesimismo inicial (
por el alto caché del pretendido, su deseo de no devaluar su cartel con un proyecto a medias y torcido, etcétera) en una esperanza fundada, reside en el interesante proyecto que los responsables heliopolitanos, en busca todavía de la ingeniera financiera que otorgue
fondos para acometer los relevos en el cuerpo técnico y la plantilla, han puesto sobre la mesa del pedroteño, que habría pedido unos días más de reflexión para dar una respuesta definitiva. Y es que, aparte de
mejorar sensiblemente la propuesta económica, el Betis le daría mando en plaza para lo que queda de temporada y dos más, como quería el veterano preparador, que ya
rechazó recientemente al Chelsea, entre otras razones, porque sólo le ofrecía un contrato por lo que resta de ejercicio. Además, dado que no tenía ninguna intención de salir de España,
pidió al Trabzonspor un sueldo de cuatro millones de euros netos por temporada, cantidad fuera del alcance de cualquier equipo que no esté entre los grandes de Europa.
Una forma indirecta de rechazar la oferta que el propio presidente otomano le presentó en persona esta semana.
Así las cosas, desde la planta noble del Benito Villamarín
esperan el beneplácito de Juande Ramos a lo largo de la semana próxima. Mientras tanto, ya
habría adelantado trabajo en materia de planificación, analizando en profundidad la plantilla verdiblanca para ver quién le sobra y quién le falta. Como quiera que no considera que en el filial haya recursos reseñables para ayudar a reflotar la nave matriz, se han establecido ciertas prioridades, que pasan por
desalojar a algunos futbolistas, casos de Jordi Figueras, Matilla o Rennella, cuyas salidas habrían sido pactadas con el pedroteño, que ha dejado claro que resulta más perentorio el aterrizaje de un
central de garantías y de un delantero contrastado. El extremo zurdo que tanto pedía
Mel quedaría, aparentemente, en un segundo plano, bien por el cambio de estatus de hombres como
Vadillo o Kadir, bien por la decisión de esperar a alguna ganga de última hora en los días finales del mercado invernal.