Entrevista ED

El Sergio León más íntimo: "He sido perro hasta para sacarme el carnet del coche"

El Sergio León más íntimo: "He sido perro hasta para sacarme el carnet del coche"
Sergio León, durante su entrevista con ED. - Alejandro Sáez
Alejandro SáezAlejandro Sáez 9 min lectura
También se refiere Sergio León durante su entrevista con ESTADIO Deportivo a sus aspectos más íntimos, a esa lucha personal con la que ha tenido que lidiar años atrás hasta conseguir debutar en Primera división (con Osasuna) y volver al Betis en la elite.

- Mientras que ahora espera su primer derbi en Primera, hace no tanto tiempo era un mileurista del balón y luchaba por conseguir este sueño que ahora disfruta. ¿Le ha cambiado mucho la vida en este tiempo?
- Es trabajo, sacrificio, lucha… Son muchos obstáculos los que me ha puesto la vida durante todo ese tiempo. Al final, todo ese esfuerzo, ese sacrificio que he mamado durante todos esos días, pues me han dado la recompensa ahora.

- ¿Pensó en alguna ocasión en tirar la toalla?
- Nunca, la verdad es que nunca. Ya estuviera en Tercera, en regional o en Segunda B. Mi sueño siempre era jugar en Primera y hasta que no lo consiguiera no iba a parar. Si ya iban pasando los años y no se conseguía, pues intentar quedarme lo más arriba posible, Segunda o Segunda B. La verdad es que ahora estoy orgulloso de ello, de no haberla tirado porque hoy estoy en el equipo que siempre he querido estar.

- ¿Se siente un afortunado, o lo tenía tan claro durante esa lucha personal que estaba seguro de que tarde o temprano lo acabaría consiguiendo?
- Me siento afortunado. Mi vida es el fútbol. Jugaba desde que tenía uso de razón; con cuatro o cinco años ya estaba con la pelota en el parque, allí en mi pueblo, y creo que jugar en Primera división es algo de lo que todo el mundo se tiene que sentir afortunado. Todos los que estamos aquí sabemos que hay muchos futbolistas buenos que tienen tanta o más calidad que nosotros y que, sin embargo, se han quedado por el camino.

- Hasta el día de su debut en Primera lo tuvo complicado. Jugó con fiebre.
- Sí, así es. Le dije al médico que por favor no le dijera nada al míster, que yo tenía que jugar 20 minutos como fuera. Y debuté en Primera división, si no me equivoco, contra la Real Sociedad y con 38 ó 39 de fiebre. Después del partido me llevé tres días en la cama, que no podía ni moverme. Pero por mis cojones que jugaba. No toqué ni un balón; sólo uno y se la eché al contrario.

- ¿Cree que es el fútbol una burbuja en la que su experiencia personal le permite tener hoy los pies algo más en el suelo que otros futbolistas?
- Quizá sí, pero también mi familia, que me ha apoyado siempre muchísimo. El fútbol tiene esos requisitos, que no puedes estar tanto de fiesta como están tus amigos, porque tú tienes que jugar o entrenar al día siguiente. Es verdad que de chico alguna locura hemos hecho, de salir y al día siguiente jugar. Pero eso es algo que de 400 ó 500 futbolistas que haya en Primera división hoy, lo han hecho todos. Al final, el futbolista es persona y con 15 ó 16 años, de juvenil, el cuerpo lo aguanta todo; esas locuras las hemos hecho todos en alguna ocasión. Cuando van pasando los años y el cuerpo no perdona, en cambio, tienes que ser profesional y cuidarte bien porque si no, los fines de semana no rindes.

- ¿Tiene algo que ver, también, esa promesa que le hizo a su padre?
- Sí. Mi padre falleció a la semana de estar yo en Reus, cuando dejé el Betis. Ese mismo día que yo me iba, se lo prometí, que iba a hacer todo lo posible por llegar a Primera división, luchar por mi sueño y por el de él. Por desgracia no lo ha podido ver en persona, pero estoy seguro de que lo estará viendo a su manera. No sé cómo ni dónde, pero sé que me está viendo porque lo siento en todo momento conmigo y estoy muy orgulloso de hoy poder decirle que lo conseguimos.

- También le he escuchado decir en más de una ocasión que otro de sus grandes pilares es su mujer, que ella tiene gran parte de culpa de que hoy esté aquí, por ejemplo, haciendo esta entrevista.
- Sí, muchísima. La conocí en el momento oportuno y la verdad es que mi mujer no tenía ni idea de fútbol. Ella pensaba que sólo había Primera división y que sólo jugaban el Real Madrid y el Barcelona. Cuando se enteró se lo tomó al pie del cañón y me cuidó muy bien; la verdad es que gracias a ella también estoy aquí. Si no hubiera sido por ella, no sé si ahora estaría en mi pueblo trabajando en el campo o si estaría en Segunda B.

- ¿Ha pensado alguna vez qué habría sido de Sergio León si no hubiera sido por el fútbol?
- Pues la verdad es que no lo sé. Seguramente estaría en mi pueblo, como mis amigos. Trabajando en el campo, en un bar, en el supermercado...

- El colchonero Filipe Luis decía hace poco, en una entrevista, que todo futbolista que firma su primer contrato se llena de tatuajes, se pasea con un neceser debajo del brazo y se cree que es el rey del mundo. ¿Está de acuerdo con esa afirmación?
- Sí, estoy completamente de acuerdo con eso.

- ¿Cayó Sergio León también en esa simpleza?
- La verdad es que yo no me lo creí mucho en ese momento. Sí que es verdad que era Segunda división cuando debuté y que yo venía del Betis C. Pero es cierto que hoy en día los contratos se hacen muy fácil, muy rápido. A un niño con 17-18 años le das mucho dinero, un buen contrato, y es difícil no caer en eso. Hay gente que no, que está centrada. Pero sí, la mayoría es así. Se ven con dinero, jóvenes, solos, con su casa… Y al final la pueden acabar liando; la podemos liar, y me incluyo, como yo quizá la pude liar en algún momento. Al final eres joven y con dinero...

- Otra de las reflexiones de Filipe Luis era que todos los futbolistas caían en el mismo error: comprarse con su primer contrato un coche que prácticamente no podían pagar.
- Pues también puede ser. Aunque en mi caso, no. Yo me saqué el carnet hace tres años; he sido perro hasta para eso. (Ríe abiertamente, al igual que todos los presentes). Pero bueno, yo estaba aquí, cogía mi autobús, mi 27. Vivía en Bellavista, vivía cerquita. Pero sí que es verdad, hoy un niño con 18 años lo cobra bien y se pilla un buen coche, lo pone a pagar en ocho o diez años y cuando acaba de pagarlo ya no lo tiene.
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