El beticismo depositará en las manos del canterano
Pedro su cada vez más cercano sueño europeo en estas cuatro últimas jornadas de Liga, derbi incluido. Con
Dani Giménez y
Adán lesionados, el emeritense de 22 años tendrá la oportunidad de reivindicarse y pedir un sitio, justo cuando todos los focos apuntan a una demarcación que afrontará una renovación este verano; con la marcha del vigués, el incierto futuro del mejoreño en su último año de contrato y con
Pau López (Espanyol) atado ya por
Serra Ferrer.
Después de jugar los últimos 65 minutos en el
Wanda,
Setién elogió en rueda de prensa sus virtudes y transmitió confianza plena en
Pedro, que llegó al club en edad cadete y que el domingo declaró sentirse "preparado" para afrontar el reto al que lleva aspirando desde incluso antes de nacer.
Y no es una exageración. Puede decirse que
Pedro López Galisteo, extremeño de sólo 22 años, lleva los guantes y la portería en los genes. No en vano, su abuelo materno, José Galisteo, viajó de Córdoba a la ciudad emeritense para ser cancerbero del
Mérida y del
Imperio CP. Además, su tío José, un tío abuelo y un tío segundo hicieron también carrera en el fútbol modesto entre los tres palos.
Portero desde los 5 añosSe puso por primera vez en la portería con sólo cinco años, edad a la que ingresó en la
Escuela Lusitania de la capital de Extremadura. Desde muy pequeño comenzó a destacar por sus paradas, su destreza y su valentía. Eso llamó la atención del mejor club de la ciudad, un
Mérida que en esos años llegó a militar en Primera división. En la cantera del club romano permaneció hasta los 15.
El entonces técnico del Juvenil A del Betis,
Gustavo Sánchez, lo invitó a hacer unas pruebas en la
Ciudad Deportiva Luis del Sol cuando finalizaba su primer año de cadete. Y, salvo un paréntesis en forma de cesión al
Atlético Sanluqueño (primera mitad de la 16/17), hasta el día de hoy ha vivido y jugado en el barrio de Heliópolis.
Titular con el
División de Honor, llegó a ir convocado con el Betis B con sólo 16 años y, con 17, en la 12/13, debutó en Segunda B con Puma como entrenador del filial. Fue, ni más ni menos, que en una derrota por 4-0 en un 'derbi chico', pero con una actuación estelar, parándole dos penaltis al
Sevilla Atlético.
Apostó al verdeEn principio, aquel encuentro debía marcar un antes y un después. El
Betis, a través de
José Antonio Gordillo (entonces responsable de cantera) le comunicó que iba a hacer efectiva una cláusula en su contrato para hacerlo profesional; pero el aruncitano se marchó un mes después y aquella negociación quedó pendiente.
Tuvo ofertas jugosas, pero apostó por el
Betis y por momentos pintaba a que le iba a salir mal. El extremeño tenía firmado hacer la pretemporada con el primer equipo, pero tuvo que pasar por el quirófano en el verano de 2013 por un pequeño problema en su codo y eso le lastró, alejándole por un tiempo del primer equipo. Sin embargo, su premio le llegaría al final de esa 13/14.
Con sólo 19 años, debutó en Primera división de la mano de
Gaby Calderón. Disputó los últimos siete minutos del
Betis-Valladolid (4-3) de la jornada 37, tras sustituir a un lesionado
Adán, convirtiéndose en el cuarto portero bético que jugaba en una campaña que empezaron
Guille Sara y
Andersen y firmando poco después su primer contrato profesional.
Después de estrenarse en la elite no lo ha tenido fácil y, pese a ser asiduo en los entrenamientos del primer equipo, incluso se vio obligado a salir cedido para ganarse un puesto fijo en el
Betis Deportivo. Regresó para contribuir la pasada campaña al ascenso del filial a Segunda B con
José Juan Romero, amplió un año más su contrato con el club y realizó la pretemporada a las órdenes de
Quique Setién, que le eligió como su tercer portero. Ahora, por fin le ha llegado la oportunidad por la que tanto ha peleado los últimos ocho años y no la va a dejar escapar.