Betis 1-1 Milan: Se siente desnudo si no lleva el frac

Betis 1-1 Milan: Se siente desnudo si no lleva el frac
- Óscar Murillo
Óscar MurilloÓscar Murillo 6 min lectura
Otro punto que sabe a poco en Heliópolis apenas cuatro días después de un Betis-Celta con similitudes a lo vivido este jueves ante el Milan. Sin tanto drama como entonces, porque la desconexión de media hora dejó margen de reacción y la clasificación para las eliminatorias de la Europa League sigue encarrilada, el ambiente era agridulce en La Palmera, donde vieron el brillo del frac y la desnudez que parece dejar al equipo un mono de trabajo que le incomoda en exceso.

De inicio, Setién dio cierta continuidad al plan que ideó en San Siro para anular a los ´rossoneri´, cuyo técnico trató de contrarrestarlo calcanco el dibujo verdiblanco. Enfrente, un anfitrión con las ideas muy claras, ejerciendo una eficaz presión escalonada sobre la elaboración de los italianos y con Canales y Lo Celso alternándose para apretar y generar, descolgándose el que quedaba más libre tras los mediocentros rivales. Aunque no había una doble punta al uso, Joaquín se acercaba más de lo habitual a Sanabria para fijar a los centrales, un guion que daría muy pronto pingües beneficios a los heliopolitanos, dueños y señores tras un arranque en el que el Milan tocó más, aunque en zonas inermes. Así, William Carvalho buscó entre líneas al capitán y éste abrió de primeras a Junior, cuyo centro atrás era remachado por Gio a la red, previo toque en Laxalt que confundió definitivamente a Reina.

A partir de entonces, dominio abrumador del Betis, con los de Gattuso muy contemplativos, a la espera de un error en el pase o al corte que les diera vida. Apenas llegaron hasta el intermedio, más allá de una falta inocente de Bartra a Bakayoko en la frontal (el único pero a cuarenta y cinco minutos brillantes del catalán en la anticipación) que Suso estrelló en la barrera y un zurdazo raso de Calhanoglu. En la meta contraria, pocas pero claras aproximaciones para que el marcador hubiera sido más amplio.

Por ejemplo, una pared entre Joaquín y Lo Celso terminó en un tiro mordido del portuense que despejó bajo palos Ricardo Rodríguez (18´), mientras que Sanabria mandaría demasiado cruzado su disparo a bocajarro a pase de Junior, que había culminado una galopada preciosa de Lo Celso a la que dio continuidad el capitán (27´).

Después de un ocaso del primer tiempo más intrascendente, pero de pleno control de los hispalenses, en la reanudación apretaron mucho de salida los transalpinos, aunque el equipo de Setién aceptó el reto de iniciar con gusto desde la cueva, jugando varias veces con fuego sin quemarse. Las sensaciones eran entonces de un mayor equilibrio, como dejaría claro Suso al filo del cuarto de hora con un centro que sacó del área chica Mandi y, sobre todo, con un zurdazo desde la frontal que buscaba la escuadra y que Pau López despejó a córner con una soberbia estirada.

Necesitaba serenarse el anfitrión, recuperar el balón y aumentar un punto la intensidad, si bien tendría que empezar a remar desde cero: falta evitable de Gio en la frontal que el ´8´ visitante puso en la cabeza de Zapata, aunque el colombiano no remata y la deja involuntariamente pasar para confundir a todos. Incluso, en pleno desconcierto tras el empate, Borini tuvo enseguida el 1-2, por fortuna abortada por el cancerbero verdiblanco.

La recta final, ya con Guardado y Loren sobre el terreno de juego, vivió un prometedor despertar de los locales, gracias en parte al cansancio de un Milan desfondado en la presión. De hecho, el mexicano estuvo a punto de aprovechar un mal despeje de Reina, pero su vaselina se marcharía fuera por muy poco. Con todo, un susto de Musacchio, que quedó conmocionado tras un choque con su compañero Kessié y tuvo que retirarse en camilla, enfrió de forma inoportuna esa fase. Como ante el Celta, el Betis se la jugó a todo o nada, acaso con más posesión para minimizar los riesgos.

La tuvo Junior a cuatro del epílogo, tras un gran pase interior de Loren, pero emergió Reina en el mano a mano, igual que en el inmediatamente posterior ante Tello, que había percutido a la espalda de Borini para hacer aún mejor el servicio de Lo Celso. No estaba todo dicho, aunque las lesiones, esta vez de Calhanoglu, cortocircuitaban el ímpetu verdiblanco. Guardado, desde el pico del área, la mandaba alta sobre la bocina, que se iría seis minutos más allá por las contingencias referidas. Sería la última, pues los de Gattuso plegaron velas y abrocharon el empate.
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