No hay derbi sin su dosis de polémica y, si bien en esta ocasión ha sido mínima, en el seno del
Betis existe un cierto descontento con
tres decisiones muy concretas del colegiado tinerfeño
Hernández Hernández que consideran que perjudicó los intereses verdiblancos en
la derrota por 1-2 ante el Sevilla en el Benito Villamarín. Ante esta situación,
ESTADIO Deportivo ha pasado la lupa por todas esas jugadas controvertidas que dejó el partido que puso el cierre a la jornada 13 de LaLiga y, para ello, se ha puesto en manos de un experto en arbitraje deportivo, que se moja y señala que el equipo verdiblanco debería haber dispuesto de al menos un penalti a su favor.
Juan Francisco Lewis Landeira, vocal del Comité de Disciplina Deportiva del
Colegio Técnico Andaluz de Entrenadores de Fútbol (CTAEF) de RFAF, ha atendido la llamada de este periódico este martes, una vez digerido lo acontecido este 10-N en Heliópolis, para repasar las tres acciones que reclaman en Heliópolis, de la que considera que sólo una puede ser considerada como punible: la del derribo dentro del área de
Fekir tras un contacto con
Franco Vázquez. Pero, cronológicamente, esa fue la última de las reclamaciones del Betis. Por partes.
Antes incluso de esos tres momentos analizados, el
VAR tuvo que intervenir en el minuto 55' para comprobar la posición de
Luuk de Jong antes de marcar el gol que a la postre dio el triunfo al Sevilla en el derbi. Sin embargo, las imágenes de televisión no dejan la más mínima duda: el holandés está en línea cuando recibe el pase filtrado por
Éver Banega, si bien el Betis denuncia una posible falta sobre Loren en el inicio de tan determinante ataque de los nervionenses.
La indignación heliopolitana crece a partir del minuto 71', cuando
Diego Carlos propina un codazo en el rostro de
Joaquín Sánchez, que en ese momento pierde toda opción de ganar el duelo y se lleva las manos a la cara entre evidentes signos de dolor. A juicio del experto consultado por ESTADIO, si bien
"la jugada puede ofrecer dudas", considera que la interpretación que hizo
Hernández Hernández es "clara" y "acertada". "El defensor del
Sevilla va a saltar y, como es imposible hacerlo sin despegar los brazos, abre los codos e impacta en la cara de
Joaquín. Sin embargo,
Diego Carlos está mirando un balón que viene por alto, no se aprecia voluntariedad alguna de golpear al rival y, lo más importante, tiene la posición ganada. Si la hubiese tenido ganada
Joaquín, habría sido muy diferente:
penalti y expulsión. Al no ser así, es un lance del juego, sin más", explica
Lewis Landeira, que tampoco ve penalti en las manos del 'Mudo' tras un centro de Tello.
Esta acción sucedió en el 72', prácticamente consecutiva a la de
Diego Carlos y
Joaquín. "También ofrece dudas razonables, pero
Franco Vázquez tiene la mano pegada al cuerpo. No la estira, ni ocupa un espacio que no le corresponde. Su posición es natural y no corta trayectoria, porque si no estuviese ahí el brazo, el balón le daría en el pecho", analiza el vocal del
CDD del
CTAEF. Aquí el debate está en la norma de principios de curso que decía que toda mano en el área es penalti. "Sí, en la primera reunión se tomó esa decisión, pero luego fue matizada para casos como éste o para jugadas en la que un jugador tiene la mano apoyada en el césped. Ojo, apoyada en el césped, no en el aire aunque esté hacia abajo (como la de
Feddal en el
Santiago Bernabéu)", aclara el experto.
En el 78', sin embargo sí hay penalti del
'Mudo' a
Fekir, que pierde la ventaja que tenía en la jugada por un contacto leve pero determinante. "Toca al jugador, no a la pelota y no es involuntario, porque el jugador del Sevilla quiere quitarle la pelota y en ese intento, golpea al del
Betis. Es la única en la que pitaría penalti", se moja
Lewis Landeira, que a pesar de ello admite también que "la duda es razonable" y que no entiende "por qué el
VAR no estudió esa jugada (y, en el caso de que lo hiciese, por qué no se mostró más insistente) ni por qué el árbitro no fue a verlo a la pantalla".
"Me da la sensación de que el que está en el
VAR tiene miedo de quitarle autoridad al árbitro de campo, cuando para nada es así. Es para ayudarles, porque aunque su opinión prevalece, tienen que decidir en décimas de segundos sobre acciones que por la televisión se ve muy cómodamente. Es una buena herramienta, pero hay que usarla mejor para aplicar el sentido común y buscar la igualdad y la justicia para todos. Lo que enfada a los
aficionados es ver que se pitan de manera distinta jugadas idénticas. Si no lo ves claro, ve a consultarlo y en la sala, que en lugar de haber un árbitro haya tres que debatan entre ellos e impongan un criterio. En el
Mundial, había siete árbitros en la sala del
VAR y no hubo ningún problema", concluye
Juan Francisco Lewis Landeira.