El camino de la vida no se caracteriza por ser una línea recta e inequívoca. Más bien lo contrario, está repleta de obstáculos, trampas y bifurcaciones que generan dudas que no suelen tener respuesta a corto plazo. Hay preguntas que sólo el paso del tiempo puede responder. Hay veces en las que hay que
elegir ruta a ciegas y lo más recomendable suele ser confiar en uno mismo. Es lo que hizo
el jugador del Betis Edgar González, quien desechó una oferta para
salir el pasado verano y apostó por seguir en el filial, esperando una oportunidad en el primer equipo. Una
apuesta que, a posteriori, se ha demostrado que era ganadora.
El inicio de la historia se remonta al verano pasado. Al margen de debutar de la mano de
Quique Setién en un encuentro de
Copa del Rey en Santander, ante el Racing, el futbolista catalán había pasado desapercibido en su primer año en el Betis; cuyo filial, para colmo, seguiría en
Tercera división al menos un curso más. Edgar había pasado por Espanyol B y Cornellà, ambos de Segunda B, pero optó en 2018 por dar un paso atrás para intentar coger un impulso en su prometedora carrera.
Ese impulso no llegó en su primer año y había que decidir qué hacer. Seguir en el Betis Deportivo o buscar una salida. En estas, llegó la
Balompédica Linense con un argumento poderoso para convencerle. El entrenador de los blanquinegros era
Jordi Roger, quien le había dirigido en la 14/15 y entre 2016 a 2018 en el Cornellà, y puso puso empeño en conseguir su cesión. Tanto, que por momentos
tuvo casi convencido a Edgar, que estuvo muy punto de irse a tierras gaditanas.
A última hora, se arrepintió y decidió quedarse en una apuesta que el tiempo ha señalado como ganadora. Rubi se lo llevó a la
pretemporada con el primer equipo y participó en la gira por Estados Unidos, viendo así más cerca su sueño de jugar en LaLiga, por lo que
decidió seguir en la entidad de La Palmera, al menos, hasta el
mercado invernal de 2020 y ver cómo se desarrollaban los acontecimientos.
Ahora es jugador del primer equipo, donde se ha asentado de la mano de Rubi y el pasado miércoles
alcanzó un acuerdo con el club para
renovar su contrato (expiraba en 2021) por las tres o cuatro próximas temporadas, hasta
2024 ó 2025, con un aumento del salario (ya con estatus de primer equipo y no del filial) y de su cláusula de rescisión, que en estos momentos es de sólo
25 millones de euros, según la información adelantada el pasado miércoles por el portal
Al final de La Palmera.
Las conversaciones
comenzaron en abril y, en un principio,
las partes estaban muy distanciadas entre lo que pedía la agencia de representación de Edgar y lo que el Betis ofrecía. Tanto es así, que rechazaron la primera oferta de renovación. Sin embargo, diferencias al margen, la
predisposición de ambas partes a concluir con un acuerdo todo este proceso ha sido total y eso, finalmente, ha hecho posible alcanzar un punto de entendimiento que satisface a todos... y que le da la razón al futbolista.