Este último año, tan maldecido por todo el planeta por los duros estragos causados por la pandemia de coronavirus, está siendo muy positivo para el portero sevillano
Adrián San Miguel, que en los
últimos 12 meses ha pasado de rozar el sueño
de volver a 'su' Betis con la carta de libertad
-"Tuve un par de conversaciones con López Catalán", llegó a admitir el meta-, a entrenar en las
instalaciones del UD Pilas, de Primera Andaluza, a la espera de alguna oferta y a tocarle la lotería con el
Liverpool.
Este pasado miércoles, el Liverpool levantó en Anfield su
primer título de la Premier League inglesa en los últimos
30 años en una ceremonia organizada tras ganar al Chelsea (5-3) ante la que Adrián se quedaba
"sin palabras". Es el segundo título de la carrera deportiva del canterano verdiblanco, que en agosto de 2019 ya conquistó la
Supercopa de Europa, como titular y sólo unos días después de ser rescatado de la cola del paro, y en diciembre alzó el
Mundial de Clubes de la FIFA.
#[twitter;AdriSanMiguel/status/1286079893441253376]
"La historia de mi carrera deportiva es una historia bonita, al final
escribiremos una biografía cuando me retire. Llegar no es fácil y mantenerse mucho menos. Llegué al
Betis, nos clasificamos para la Europa League, por circunstancias acabé llegando al
West Ham, me llamó incluso
Julen Lopetegui para la selección... Tras siete años acababa contrato, estaba libre y decidí no quedarme", relataba hace unos meses Adrián, en
COPE Sevilla, explicando cómo
pasó de la nada al todo.
"
El nombre de Adrián siempre ha estado ahí relacionado con el Betis. El pasado verano tuve un par de conversaciones con José Miguel (López Catalán), pero estaban pendientes del nuevo míster. Esperé una llamada -al final el Betis fichó a Dani Martín-, tuve algunas propuestas, pero esperaba recibir alguna oferta más contundente. Así, a finales de julio
me tocó el gordo disfrazado de rojo cuando estaba acabando mis entrenamientos en el Pilas", manifestaba entonces el del Cerro del Águila, que ha compartido siempre sus éxitos con una imagen de la Virgen de los Dolores que lleva impresa en una
'toalla de la suerte'.
Todo empezó un domingo del mes de junio de 2019. Adrián descolgó el teléfono para llamar a
José María Moreno, director deportivo del UD Pilas, equipo de la
Primera Andaluza. Le pide si puede entrenarse en sus instalaciones, a la espera de recibir alguna oferta interesante. "No hay problema", responde el directivo, que relató este episodio a la
Agencia Efe. "En ese momento ningún equipo utilizaba las instalaciones, puesto que se encontraban de vacaciones", aclara.
Eso sucedió un domingo y Adrián comienza a entrenar ese mismo lunes. Acompañado por un
preparador físico y un entrenador de porteros, el meta sevillano se presenta a las 10:00 horas y pregunta lo que cualquiera preguntaría al encontrarse un campo de fútbol vacío:
"¿Cuál es mi portería?".
José Mari le deja en el vestuario, un par de botellas de agua y alguna pieza de fruta. Tras unas dos horas de entreno, Adrián se despide.
"Si no hay ninguna novedad, vuelvo mañana". Aun así, cada noche escribe a José Mari y se lo confirma.
Llegó entonces el
momento de la despedida. Adrián entrega al directivo
unas botas y un par de camisetas firmadas, una para él y otra para su hijo. "También me pregunta dónde comprábamos el material deportivo". Lo que no sabía José Mari es que al día siguiente Adrián se personaría en el campo con una postal, agradeciendo el favor durante los
25 días que se entrenó en el campo del Pilas, y acompañada por un
cheque regalo para comprar balones, petos y picas.La recompensa al
duro y humilde esfuerzo de Adrián se desencadenó entonces. Fichó por el Liverpool y debutó a los 40 minutos de comenzar la temporada por una lesión de Alisson, el meta titularísimo de los 'Reds'. Conquistó el primer título de su carrera, la Supercopa de Europa, y lo celebró con la ilusión de un niño pequeño. Repitió luego antes de Navidad con el Mundial de Clubes y, el miércoles, levantó el tercer trofeo, el más importante de todos: su primera liga.
Que el ritmo no pare.