Internacionalmente,
Nabil Fekir es seguramente el fútbolista más conocido del
Real Betis, aunque, mediáticamente hablando,
Héctor Bellerín, Sergio Canales y Borja Iglesias están en el podio. Su facilidad para hablar en público, su implicación en causas
solidarias, su respaldo a movimientos controvertidos como el
feminismo, la lucha contra el
racismo o la
LGTBI fobia... Son iconos y referentes, mucho más que deportistas. Un valor añadido que saben ver incluso los que no se dedican al balompié. El catalán, por ejemplo, ha sido entrevistado este miércoles por
Angels Barceló en '
Hoy por Hoy' para hablar de sus otras grandes pasiones, si bien mostró que hace o hará oídos sordos al presunto interés de
Inter, Juventus o Fiorentina por sus servicios. Tiene claro dónde desea seguir jugando.
"Lo único que sé es que tengo que
volver a Inglaterra. ¿Con ganas? Bueno... Ha sido una temporada muy bonita, así que me da
pena tener que dejar el Betis, aunque no sé
por cuánto tiempo. Para mí ha sido una de las etapas más felices como jugador y como persona por haber cumplido un
sueño y haberme acercado mucho más a mi
familia gracias a un sentimiento tan bonito como el beticismo. Viví momentos muy bonitos en ese estadio y
ojalá pueda seguir viviéndolos. La ciudad y el vestuario me lo han puesto muy fácil. Cuando llevaba un mes, sentía que llevaba dos años. Fue una
gozada", sentencia el carrilero, que ya apuntó en una entrevista reciente en los medios oficiales heliopolitanos que había informado tanto al Betis como al Arsenal de su deseo de continuar aquí "haciendo el
esfuerzo que sea".
Bellerín, en otro orden de cosas, se define como "una persona
súper normal. El fútbol es la herramienta" que le ha dado a conocer, pero no es más que "un chico de 27 años muy normal, con muchas inquietudes y que ha tenido la suerte de dedicarse a su pasión", el deporte rey. "Sigo
creciendo y conociéndome a mí mismo cada día", apunta el de Badalona, que admite sobre gestionar la elite que "a veces la situación es difícil. El fútbol es como una
burbuja y, a veces, incluso por motivos de seguridad, es difícil vivir esa vida normal, como coger el metro o pasear por las calles de Sevilla". Recuerda que tuvo "una
infancia muy feliz, en la que siempre tenía un
balón en la mano, con recuerdos súper bonitos, sobre todo de los veranos en la playa". Cuando no tenía el balón, añade, "estaba limpiando los hilos en el
taller de mi abuela", donde también se lo "pasaba bien".
Y no se arrepiente de haberse marchado tan joven del
Barça al Arsenal: "Después de estar ocho años en la cantera del Barcelona y cómo se me estaba
valorando... Fui un fin de semana a Londres y recuerdo venir en el avión y decirle a mi agente que yo quería venir. Tenía un presentimiento de que era el sitio donde tenía que estar. Sabía que mis padres me iban a apoyar, como habían hecho siempre; al final era lo que yo decidiera. Para mí fue un poco
chocante (que
Wenger le conociera). En el Barça, en categoría
cadete, aún estábamos muy alejados del primer equipo. Llegar allí y que hubiera visto partidos míos me hizo ver que, si lo hacía bien, podría tener la oportunidad de ser
profesional. Me motivó mucho y lo hizo todo un poco más real".
Los autores de una entrevista admitían hace poco que la pronunciación de Héctor es brutal, si bien el inglés se le atravesó un poco: "Cuando llegué, no me enteraba de nada; además, en Londres hay
acentos de todo el mundo. Aprendí bastante rápido. Al principio, el
choque cultural es grande (durante su estancia con una familia local), con ellos cenando a las seis de la tarde y yo tomando un colacao con galletas... Recuerdo que todos los domingos que tenía libre preguntaba dónde podía ir y me decían sitios alrededor de Londres; tengo muy buen recuerdo de ellos y mantenemos el
contacto de vez en cuando". Pero pocos conocen que estuvo "cerca" de ser profesional del 'snooker': "El billar siempre se me ha dado bien. En Londres, a las tres de la tarde, era de noche; entonces, me hice socio de un club de '
snooker' y pasábamos las tardes ahí.Nos hicimos bastante buenos. Viendo cómo era y cómo soy ahora y lo que me ha abierto al mente, lo recomendaría al 100%, y creo que incluso puede ser hasta algo necesario".
Bellerín asevera que la fama de la burbuja en la que se aíslan los profesionales "100% existe, y todo el mundo lo puede ver. No creo que sea
culpa de los futbolistas", por lo general "personas con inquietudes, con problemas, con muchas cosas", lo que propicia que, a veces, se les intenta, incluso, "ayudar o proteger
demasiado". Por eso, lleva "yendo al
psicólogo desde 2017", amén de haber "necesitado ayuda de
amigos" que tiene" fuera del fútbol" que le han dicho que sigue "siendo como era". Tener este apoyo alrededor le ayudó a
expresarse y ser como es, que es lo que le hace "feliz".
También el mundo de la moda: "Siempre lo he tenido cerca y lo he
mamado en casa. Siempre me ha sido familiar, y una manera
confortable para mí de expresarme. Cuando llegué a Londres, vi que era una ciudad en la que había muchísima más libertad a la hora de vestir que aquí. Paseabas por la Rambla de Barcelona y yo no lo veía así. Eso me dio pie a sentirme más
libre a la hora de vestir". Igualmente es el segundo máximo accionista del Forest Green Rovers, el único equipo de fútbol
vegano. "Yo también lo soy. Además, es un club que está haciendo las cosas súper bien también dentro del terreno de juego. Me parece súper importante y que puede ser un gran
ejemplo para otros clubes", terminó.