La presión, ahora, para Serra

Carlos Pérez
Carlos Pérez
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La presión, ahora, para Serra
- Carlos Pérez (@carlosperezED)
La bonita e inservible victoria en el Santiago Bernabéu ha despertado en algunos ciertas dudas. El clásico "¿Y si...?". El "¿Y si Setién hubiese tenido un par de buenos delanteros?", sobre todo. Pero también el "¿Y si los hubiese tenido la próxima temporada...?". El caso es que el cántabro no seguirá en el Betis. Ha sido destituido, pese a que el club ha tratado de venderlo como un acuerdo en común. Él quería cumplir su contrato, de hecho, como ha defendido siempre. Entre otras cosas, porque no estima que su trabajo haya sido malo. Todo lo contrario, piensa que, pese a ser eliminado frente al Rennes y a que se ha quedado fuera de Europa, el equipo ha dado un paso al frente en la 18/19, al consolidar su estilo de juego.

En parte, Setién tiene razón, deportivamente hablando, pero le han perdido las formas, hasta el punto de que ha sido su falta de empatía con la grada lo que le ha condenado: al mínimo traspié la próxima temporada, la afición se le iba a echar encima, y eso hubiese sido insostenible, claro. 

Y, paradójicamente, su continuidad habría sido lo más cómodo para un Serra que no le quería ya ni en pintura. Me explico. Ahora tendrá que encontrar otro técnico (mejor que Setién, por supuesto) y, después, satisfacer sus nuevas demandas, cuando con Setién ya lo tenía todo más que claro: renovar la delantera y poco más.

Además, de continuar el santanderino y salir el asunto mal, la grada se hubiese vuelto en contra de Haro y Catalán. A él, ni mú. Pero ya no. Ahora toda la presión recaerá sobre el propio Serra, sobre todo de puertas hacia adentro, pues ha apretado para que echen a un técnico que tenía el favor del vestuario, que ha hecho ganar al equipo en grandes escenarios y que quizás no haya metido dos veces consecutivas al Betis en Europa porque le dejó de fichar un 'killer', en verano y en enero.

Es una forma de verlo, al menos. Y será la forma de verlo, seguro, si las cosas no salen bien con este cambio. El tiempo dirá, pues, pero la apuesta de Serra es muy valiente... y tremendamente arriesgada.