El
Real Betis llegaba fuerte a
El Gran Derbi. Con confianza. Y lo demostró desde el primer minuto, ejecutando el buen y ambicioso plan de
Manuel Pellegrini: con
Canales en el centro y
Guardado por fuera, para
anular a Suso y Navas, y presionar arriba. Muy alto. Impidiendo que el balón saliese limpio, que casi ningún futbolista del
Sevilla FC recibiera y se girara.
Seguramente, el conjunto heliopolitano
debió irse ya al descanso por delante. Y no por el
posible penalti de Bono a Canales, en el que para mí es
suficiente para no pitarlo que el meta marroquí toque la pelota, mismo argumento que defendí en su día para justificar que
no era el de Dmitrovic a En-Nesyri en Eibar. El portero sale, despeja y choca. En una foto estática sí puede parecerlo, claro, como yo puedo parecer hasta guapo.
El Betis mereció más
por juego. Por valentía. Por plan. Y hasta por estadísticas: le disparó hasta ocho veces al Sevilla dentro de su área y sólo tuvo que realizar un despeje, por 28 del cuadro nervionese. Pero la clasificación no se basa en meroticracia, sino en puntos, y el Betis
sólo ha sumado uno frente al eterno rival pese no a ser peor en ninguno de los dos partidos.
Algo habrá dejado de hacer bien...
Porque, al menos en el fútbol,
la intención no es lo que cuenta. Cuentan otras muchas cosas, como
tener buen portero o grandes defensas. Pellegrini
no ha dejado de ponerle parches al equipo y, por momentos, la rueda hasta ha girado, pero
tiene sus bultos y se acaba pinchando.
Mandi y Víctor Ruiz salieron mal al fuera de juego ante En-Nesyri y
Joel, de su área.
Al Betis aún no le da para mirar a la cara al Sevilla. Ni siquiera a un mal Sevilla. Pero el primer paso puede darlo acabando en Europa esta temporada. Y el segundo, ya en verano, mejorando su defensa y su portería. Si es con
Rui Silva, bienvenido sea, pero debe
ponerle mejores herramientas a un Pellegrini que ya ha demostrado que él sabe aportar
grandes ideas.