Desde luego, atendiendo a su nivel, queda claro que lo que hace
Luis Enrique son sorteos; si no, no se entendería que
Joan Jordán no haya ido todavía a la selección española. Es que es lógico que esté siendo vinculado al
Arsenal FC o a la
Juventus de Turín. Y raro es que no se haya fijado en él Diego Pablo Simeone, para su
Atlético de Madrid. Porque
el catalán está para jugar donde quiera.
Jordán tiene
cuerpo de futbolista -perfeccionado en la escuela de Mendilibar- y
cabeza de entrenador.
Manda con balón y sin él, desde el túnel de vestuarios. Aúna
técnica y físico. Y es un jugador
metódico y perfeccionista, de los que suele ver más allá que el resto.
No en vano,
veía hasta de espaldas, para salir intacto de la presión alta y agresiva del Atlético. Bajaba a recibir, amagaba, se giraba y arrancaba, soltántola después rápido para coger a los colchoneros desordenados.
El excanterano del RCD Espanyol fue el jugador que
más pases dio en el partido:
94. Por todo el terreno de juego: en su área y en la rival, por fuera y por dentro. En corto y en largo (8 al compañero de los 10 que intentó). E incluso, esta vez, se atrevió a disparar, que es lo que más se le echa en falta, porque en la SD Eibar lo hacía.
Él mismo, de hecho
, reconoció en una entrevista en ED que le falta gol, que desea acabar la temporada con una buena cifra. Pero, sea como sea, es él quien se lo autoexige. Porque siempre está pensando en cómo mejorar y, sobre todo, en cómo puede mejorar el equipo. Y es que Jordán es eso,
un jugador de equipo. De equipo top, tal y como está rindiendo a sus
26 años. Que se pongan en la cola.