"Poder es cuando tenemos justificación para matar y no lo hacemos (...) Es lo que tenían los emperadores. Un hombre roba algo, le conducen ante el emperador, se echa al suelo ante él e implora clemencia. Sabe que va a morir. Pero el emperador le perdona la vida, a ese miserable, y deja que se vaya. Eso es poder", argumenta el personaje al que da vida
Liam Neeson en la aclamada cinta de Steven Spielberg
'La lista de Schindler'.
Lo que el
Oskar Schindler de la ficción quiere decir, para convencer al perverso y cruel oficial de las SS alemanas
Amon Goeth (maravillosamente interpretado por Ralph Fiennes) de que no asesine a más prisioneros judíos, especialmente por tonterías, es que una cosa es el
poder y otra la
cabezonería, el empecinamiento en contar con la razón incluso aunque las evidencias no apoyen esta realidad paralela.
Valga el ejemplo cinematográfico para referirse al pulso que desde hace varias semanas mantienen
Betis y
Espanyol por
Borja Iglesias. Es comprensible que a los 'pericos' les repateara que los verdiblancos les 'birlasen' a su entrenador y que, por lo menos de partida, cerraran las puertas a su goleador, exigiendo a sus homólogos la cláusula, sin dar facilidades.
Pero resulta hasta dañino para sus intereses no aceptar
33 millones por su jugador, muy por encima de su cotización real en el mercado, por tal de salirse con la suya. Llegados a este punto, con el
'Panda' siendo respetuoso pese a tenerlo todo acordado con los heliopolitanos, toca hacer política, pactar y 'rascar' lo máximo.