Éver Banega aterrizó en Nervión, en el
Sevilla F.C., para ocupar el vacío dejado en el
verano de 2014 por Ivan Rakitic, que parecía completamente insustituible por su peso específico en el Sevilla de Emery.
Sin embargo, el argentino asumió su tarea y, con su magia, minimizó los efectos del adiós del croata. Ahora, se puede dar la situación contraria, pues el rosarino se marchará en verano con la carta de libertad y su relevo perfecto sería, sin duda, Rakitic, que conoce a la perfección el club y reúne las condiciones necesarias para asumir el mando en el centro del campo nervionense.
Lo desea Monchi, por supuesto, y el futbolista nunca ha ocultado
su anhelo de regresar al Sánchez-Pizjuán, palabras que ahora debe traducir en hechos
con presión al Barcelona y un guiño al Sevilla con una disminución de su elevado sueldo. Sólo así resultaría viable.