El año 2020 servirá para conmemorar el 150 aniversario del fallecimiento del poeta
Gustavo Adolfo Bécquer y su hermano, el pintor
Valeriano. Una ocasión inmejorable para adentrarse en la
Sevilla de
Bécquer, que recuerda al poeta con enclaves como el monumento en el
Parque de María Luisa erigido por iniciativa de los hermanos
Álvarez Quintero, o la
Glorieta de Bécquer, la más famosa de este parque y situada frente a la Plaza de España.
Si se esmera la búsqueda de la huella del escritor sevillano, se puede dar hasta con el órgano del legendario Maese Pérez, en la Iglesia del
Convento de Santa Inés, y con su tumba, en el
Panteón de Sevillanos Ilustres de la Iglesia de la Anunciación, donde el poeta reposa junto a su hermano Valeriano.
También puede seguir sus primeros pasos. En la calle
Conde de Barajas (número 26) nació el poeta el 17 de febrero de 1836. De su casa sólo queda la fachada, donde le recuerda una placa. Se bautizó en la Parroquia de San Lorenzo diez días después de su nacimiento. Siguiendo sus pasos, turistas y curiosos pueden acercarse al número 6 de la cercana Calle Potro (morada de sus tíos), donde estuvo residiendo un tiempo.
Junto a la parroquia de
San Vicente, en la calle
Alfaqueque, esquina con
Mendoza Ríos, vivió Gustavo Adolfo Bécquer con su hermano Valeriano los años anteriores a su marcha a Madrid, ciudad a la que se trasladó la familia en 1841 tras la muerte del padre.
La ruta puede continuar en el
Museo de Bellas Artes de Sevilla, donde se puede contemplar el famoso retrato que pintó su hermano en 1862, año de la partida del poeta a la capital de España. Una imagen icónica que, de hecho, ha llegado a estar considerada como una de las obras capitales de la pintura romántica española.
Contenido ofrecido en colaboración con la
Consejería de Turismo de la Junta de Andalucía.