El Pimpi es visita obligada para propios y extraños que están de paso por Málaga o turismo por la Costa del Sol. Un auténtico refugio de la gastronomía malagueña y andaluza que resuena con fuerza entre los turistas y famosos, cuyas fotografías pueblan las paredes de esta emblemática bodega, en ella que la tradición culinaria, la cultura y el buen comer se dan la mano con los nuevos tiempos, algo que potenció Antonio Banderas con su llegada a la gerencia en 2017.
Desde su fundación en 1971, El Pimpi se ha afianzado como un símbolo de la entidad malagueña. Va más allá de lo gastronómico, siendo un espacio único en el que la historia, el arte y la cultura se van abriendo paso tras medio siglo de existencia. El Pimpi es una de las bodegas con más solera de Málaga, donde los vinos de la tierra juegan un papel protagónico.
El Pimpi sigue fiel a su compromiso con la gastronomía autóctona y los productos de proximidad. Un objetivo que se nota en primera persona, consiguiendo el equilibrio necesario para los locales ante el masivo turismo que tradicionalmente acoge Málaga. Sus cartas y menús se adaptan a las temporadas, basándose en la esencia andaluza y malagueña. Las croquetas, el jamón, arroces o el pescado frito malagueño, así como carnes de calidad y guisos de la zona. Su nombre, de hecho, hace referencia a la propia Málaga y a la figura del ‘Pimpi’, un personaje popular malagueño que ayudaba a las tripulaciones y pasajeros de barcos que llegaban al puerto de la ciudad.
Una taberna histórica que se ha abierto aún más al mundo gracias a uno de sus socios, Antonio Banderas. Una figura que lleva décadas siendo embajador de Málaga a nivel mundial y que ha colocado a El Pimpi en la órbita de todos, gracias, entre otras cosas, a la creación de la Fundación El Pimpi, con más de cien proyectos solidarios, o el llevar El Pimpi hasta Marbella, acercándolo aún más a la jet set de la Costa del Sol.
Con un precio medio de unos 25-30 euros por comensal, El Pimpi ofrece una oferta gastronómica tradicional en pleno corazón de Málaga, donde también ofrece una selecta bodega de vinos malagueños. No deje pasar la oportunidad de probar su extensa y variada carta, acompañada de una copa de Cartojal. Y si admite una sugerencia, pruebe los langostinos al Pimpi. ¡Que aproveche!