La oscura realidad del pan integral

La nutricionista Sandra Moñino comenta en sus redes sociales que no todos los panes integrales son tan saludables como creemos

La oscura realidad del pan integral
No todos los panes integrales son iguales nutricionalmente - Cordon Press

Si hay algo que tiene bastante éxito en las redes sociales estos son los consejos dietéticos. Aunque hay que tener cuidado, ya que mucho de ellos están basados en creencias populares que hemos asumido de tanto escucharlos. Por ello, la nutricionista Sandra Moñino (@nutricionnat_), experta en nutrición consciente, ha advertido sobre el pan integral. Al parecer, no es tan bueno como nos han hecho creer durante tantos años.

No es oro todo lo que reluce

Moñino advierte que, aunque sea integral, eso no significa que el pan sea saludable. Factores como el tipo de harina, los ingredientes adicionales y el proceso de fermentación son claves para cambiar por completo el perfil nutricional, aunque lleve el lema de 'integral' bien grande en su envase. Por ello, aunque esté etiquetado con esta palabra clave, no siempre va a ser una opción saludable. El problema está en que muchas versiones industriales del pan integral utiliza harinas refinadas a la que tan solo le añaden una pequeña porción de harina integral. Esto sirve para darle ese color oscuro tan característico que relacionamos con sano automáticamente. Pero no es cierto, en esas proporciones lo único que aporta es el tono, no el valor nutricional del cereal completo.

Para poder conseguir el efecto deseado, los especialistas comentan que solo sería posible con un pan con harina integral al 100% y fermentado lentamente, como el de masa madre. Este sería el que se convertiría en una fuente real de fibra, vitaminas y minerales, además de aportar probióticos naturales para la microbiota intestinal y facilitar la digestión. El proceso de fermentación también es un factor clave. Los panes fermentados durante horas y artesanales degradan parte del gluten para mejorar la absorción de nutrientes y luchar contra la molesta inflamación digestiva. Los panes blancos rápidos con fermentación corta hacen el efecto contrario, pudiendo provocar picos glucémicos.

La mejor elección

Sandra Moñino da las claves para conseguir el pan perfecto: elegir un pan que indique harina integral como primer ingrediente y que tenga un proceso de fermentación tradicional. Si quieres darle un giro a tu dieta, la nutricionista sugiere probar panes con un perfil nutricional mejorado: de trigo sarraceno, quinoa o amaranto, que aseguran proteína, fibras y minerales en mayor cantidad y sin gluten. Moliño insiste también en que el pan debe de formar parte de una dieta equilibrada, que incluya además legumbres, aceite de oliva, verduras, frutas, pescado y proteínas de calidad. Por ello el pan no debe acaparar la atención de cada comida, si no ser un complemento que sume en nuestra dieta.