Playas salvajes y miradores impresionantes en Los Realejos, Tenerife
Bellos miradores y playas salvajes aguardan en esta zona de la isla canaria en la que podrás disfrutar de la naturaleza

Los Realejos es uno de los lugares más hermosos del Norte de Tenerife, según Barceló Experience. Allí, a la belleza de los paisajes se une un rico patrimonio histórico-artístico. Se encuentra a 41 kilómetros de la capital, en mitad del fértil valle de La Orotava. Distintas leyes ambientales protegen una buena parte de sus 57 kilómetros cuadrados de extensión. Y sus dos cascos históricos –Realejo Alto y Realejo Bajo–, unificados a mediados del siglo XX, fueron declarados Bienes de Interés Cultural.
En el entramado de empinadas calles del municipio, el visitante se va encontrando con numerosos puntos de interés. En Realejo Alto, el núcleo más alejado de la costa, se encuentra la casa donde nació, en 1731, el escritor Viera y Clavijo. Hoy en día el edificio alberga la biblioteca pública del pueblo. Compartiendo plaza con la ilustre casa, está la Iglesia Matriz de Santiago Apóstol.
Y ya en el Realejo Bajo, se encuentra otra joya del patrimonio arquitectónico realejero: la Hacienda de los Príncipes. Fue mandada a construir en el siglo XV por el primer gobernador de Tenerife, Alonso Fernández de Lugo. A su alrededor se encuentran otras construcciones de interés, pero si lo que se busca es naturaleza, el viajero no se sentirá defraudado.

Bellos miradores y playas salvajes aguardan en esta zona. Playa del Socorro y playa de la Fajana, resultan impresionantes. Y deslumbra la zona protegida de . Un entorno colmado de palmerales canarios, tabaibales y dragos.
Descendiendo cada vez más hacia el mar, se descubre la ermita de San Pedro, construida en el siglo XVIII en lo alto de un acantilado. Sorprende asimismo la casona de los Castro, antigua hacienda del siglo XVI, reconvertida en centro de visitantes. Y más adelante, el fortín de San Fernando, un magnífico ejemplo de fortaleza defensiva construida para frenar las incursiones de piratas de los siglos XVI y XVII.
Otros rincones con increíbles vistas
Otras playas que merece la pena conocer en Tenerife son la playa de Benijo, en el pueblecito de Taganana, cuyo aspecto salvaje enamora desde el primer instante; la en Costa Adeje y muy cerca de La Caleta, que brinda un lugar tranquilo pero sin salir de zonas turísticas; y la en Santiago del Teide, junto a los espectaculares acantilados de los Gigantes. En esta última, es recomendable combinar el día de playa con una salida en barco para ver cetáceos.

También las hay de complicado acceso como la en Buenavista del Norte, donde lo mejor es llegar por mar; idóneas para el surf, como la playa La Tejita, La Fajana o Rambla de Castro; o vírgenes como la playa del Bollullo, de arena oscura y poca afluencia turística.Sin duda, en Tenerife hay tantas playas que muchas veces lo mejor es dejarse llevar por la intuición o por el consejo de la personas locales para descubrir las mejores.