Le costó al
Sevilla una barbaridad imponer su juego ante un
Levante bien plantado y peleón.
Paco López planteó ante
Machín un sistema idéntico al del técnico sevillista, dejando pocos espacios y presionando a la sala de máquinas nervionense dirigida por
Banega,
Roque Mesa y
Franco Vázquez. La entrada de
Max Wöber fue la gran novedad en el once titular de Machín. El austriaco jugó en el perfil zurdo en la defensa de tres y se fue soltando con el paso de los minutos hasta rozar el gol con una internada y un disparo cruzado.
Las 18 faltas que se pitaron en el primer periodo no ayudaron a la fluidez del juego, aunque el
Sevilla acabó siendo superior en los últimos minutos del primer acto con
Promes y
Aleix Vidal llevando peligro por sus bandas y dominando en campo rival, pero la madera privó al Sevilla de irse con ventaja a los vestuarios.
Tras el descanso, el Sevilla salió como un vendaval. Un gran Roque Mesa (se le notó con la chispa que no tienen otros) asistía a
Ben Yedder, y luego Promes hizo lo propio para el tanto de
André Silva. La lesión de Aleix hizo que Machín apostara por Sarabia como carrilero zurdo, cambiando de banda a Promes. Muestra de que poco o nada confía en Arana.
Con el marcador a favor, el
Sevilla fue imparable. Ahora las piernas parecían no pesar y así llegaron el tercer, cuarto y quinto gol, obra este último de Promes para culminar su gran partido.
Machín ha descubierto que el holandés puede ser vital como carrilero y lo debe aprovechar para desatascar partidos. Las bandas dieron un merecido y necesario triunfo al
Sevilla.