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Los hermanos Szymanowski, unidos por el fútbol

Los hermanos Szymanowski, unidos por el fútbol
El amor que ambos hermanos se profesan es constante. - Redacción
Estadio DeportivoEstadio Deportivo 5 min lectura
Alexander Szymanowski y su hermana Marianela comparten una pasión: el fútbol. Él milita en el Leganés. Ella está dejando su sello en el Valencia. En las máximas categorías del fútbol español ambos disfrutan del sueño que les movía cuando eran niños y construían sus ilusiones alrededor de una pelota.

El viaje desde la periferia de Buenos Aires a la sierra de Madrid, donde recalaron con 12 y 10 años respectivamente, no apartó de la pasión futbolera a Alexander y a Marianela Szymanowski. Horas después de su desembarco en la capital española, según recuerdan en una entrevista que hoy publica FIFA.com, tomaron un balón y así se produjo su "primer contacto con chicos españoles".

"Jugamos un partido y alucinaron, sobre todo con Marianela", señala el jugador del Leganés. "Desde pequeñito", Alexander Szymanowski recuerda "estar con ella jugando al fútbol en cualquier sitio". "Siempre hemos sido equipo. Siempre era nosotros juntos contra los vecinos, los amigos, los de enfrente".

Ese vínculo permanece inalterable. Ambos se consideran el mayor seguidor del otro. Marianela asegura que estuvo "en shock" hace unas semanas, cuando vio a Alexander jugar en el estadio Vicente Calderón ante el Atlético de Madrid. "No lo creía, lo juro. Yo siempre suelo gritar y animarle en el campo, pero ni siquiera me salían las palabras. Estaba alucinando", relata la mediapunta del Valencia.

Ella fue el mayor apoyo de Alexander en su difícil recorrido por la segunda y tercera categoría del fútbol español.

"No sé qué me veía ella, qué sentía, pero era la única que me decía que iba a llegar. Yo me conformaba con vivir del fútbol y tener un sueldo digno", reconoce el mayor de los hermanos Szymanowski.

Marianela afirma que no lo decía porque se estuviera dejando llevar por las emociones "sino porque veía que tenía talento".

"Tenía que evolucionar física y psicológicamente. Le decía: aunque sea con 27 o 28 años, pero tu techo va a llegar. Y así se dio", celebra la jugadora valencianista.

Los progresos de Marianela, como los de Alexander, tampoco fueron sencillos. "En 2011 me dan una patada y se me rompen los dos meniscos, pero aparte se me daña toda la articulación. Fue una lesión muy extraña", rememora en la entrevista a FIFA.com.

Durante dos años y medio, los especialistas no encontraron un remedio al dolor que le impedía no solo jugar al fútbol sino tener también una vida normal.

"No podía caminar ni estar más de media hora de pie. Era un sinvivir. Estuve hasta académicamente parada, porque el dolor me impedía incluso concentrarme para leer o estudiar", cuenta.

Pese a esta difícil situación, ella no se hubiese perdonado no haber intentado reaparecer. En Ramón Cugat encontró "un ángel en mitad de ese túnel oscuro". Él la devolvió al terreno de juego y ahora confía en poder mostrar su mejor fútbol en la selección argentina, tras el sinsabor que le dejó la Copa América de 2014, en la que la Albiceleste quedó cuarta y no obtuvo plaza para el Mundial de Canadá.

"Suena un poco dramático, pero la energía que gasté en curarme fue tan grande que mi mente pegó un bajón y sentía que no era yo. Así que tengo esa espinita", reconoce.

Su hermano, pese a la delicada situación que atraviesa el fútbol femenino albiceleste, también confía en que pueda volver a ser internacional. "Ojalá podamos verla pronto en un Mundial, en unos Juegos Olímpicos o en una Copa América. Yo estaría en la grada como un loco", adelanta el veloz extremo del Leganés.
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