La baja prolongada de Christensen, clave para el Barcelona en el mercado invernal

La grave lesión de Andreas Christensen ha alterado por completo la hoja de ruta del Barcelona. El club, que no contemplaba refuerzos invernales, se ve ahora empujado a explorar el mercado para reforzar una defensa mermada, con el del ‘fair play’ financiero y los plazos administrativos jugando en contra, pero la liberación de salario del danés como aliciente

El escenario en el FC Barcelona ha cambiado de forma brusca. La lesión de rodilla de Andreas Christensen, que le mantendrá fuera de los terrenos de juego al menos cuatro meses, ha dejado al club con un margen mínimo de maniobra en el eje defensivo. A esta baja se suma la situación incierta de Ronald Araujo, cuya ausencia, inicialmente asumible, se ha convertido ahora en un problema estructural. El resultado es una plantilla corta atrás justo cuando se acerca un tramo decisivo de la temporada con el inicio de la Supercopa de España.

Hasta hace unas semanas, la idea de acudir al mercado en enero no estaba sobre la mesa. Hansi Flick consideraba que el grupo era suficiente y que cualquier movimiento debía aplazarse al verano. Sin embargo, la gravedad de la lesión del central danés ha forzado un cambio en la planificación. La posibilidad de darle de baja médica ante LaLiga no es solo una cuestión deportiva, sino también económica y estratégica.

Un eje defensivo bajo mínimos

A día de hoy, el Barcelona apenas cuenta con dos centrales naturales y disponibles: Pau Cubarsí y Eric García. Este último, además, ha sido utilizado con frecuencia como mediocentro, un rol en el que Flick ha encontrado soluciones que no le ofrecían otros futbolistas. Jules Koundé, por su parte, dejó hace tiempo el centro de la zaga para asentarse como lateral derecho titular, mientras que Gerard Martín aparece como una solución de emergencia que cumple, pero no ofrece garantías para partidos de máxima exigencia.

El panorama obliga a tomar decisiones. No reforzarse supondría estirar al límite una plantilla ya condicionada por las lesiones y confiar en exceso en jóvenes de ‘La Masía’. Flick lo tiene claro: el riesgo deportivo es demasiado alto.

El ‘fair play’ como llave del mercado

La baja prolongada de Christensen abre una puerta que el club necesita. La normativa permite utilizar hasta el 80% del salario del jugador lesionado para inscribir a un sustituto, aunque en este caso, por la altura de la temporada, ese porcentaje real se movería entre el 50% y el 60%. Traducido a cifras, el Barça podría disponer de entre 5,2 y 6,5 millones de euros del salario bruto del danés, fijado en torno a los 13 millones.

No es una cifra desorbitada, pero sí suficiente para acudir al mercado en busca de un perfil muy concreto: un central con experiencia, de adaptación rápida, preferiblemente zurdo y con la polivalencia suficiente para actuar también como lateral si la situación lo exige. Un ‘fichaje parche’, pero fiable, que encaje tanto en lo deportivo como en lo económico.

El reloj aprieta en enero

El problema no es solo encontrar al jugador adecuado, sino hacerlo a tiempo. El Barcelona dispone de 25 días naturales desde que se confirma la baja prolongada para solicitar oficialmente a LaLiga el uso de ese margen salarial, un plazo que expira el 15 de enero. A partir de ahí, la Comisión Médica necesita al menos tres días para emitir su informe, lo que sitúa el 18 de enero como la fecha más temprana para disponer del visto bueno.

Desde ese momento, el club tendría apenas dos semanas reales para cerrar una incorporación antes de que el mercado español cierre el 2 de febrero. La UEFA, además, fija su propio límite el 5 de febrero, lo que añade presión a una operación ya de por sí compleja. Cuanto más se demore el proceso, menor será el margen de maniobra.

Christensen no estaba en los planes como detonante de un fichaje invernal, pero su lesión ha cambiado la estrategia. El Barça, una vez más, se mueve entre la necesidad deportiva y las restricciones económicas, obligado a acertar en el mercado con poco margen de maniobra.