Flick, agotado por la gestión interna del Barça y el caso Lamine Yamal, mientras Laporta sale al rescate

El entrenador alemán del FC Barcelona, Hansi Flick, admite estar “muy cansado” y podría valorar su salida al final del curso ante el comportamiento disperso de algunos jugadores, especialmente Lamine Yamal. Por su parte, Joan Laporta niega tensión, defiende al joven y asegura que Flick está “a gusto”

Flick, agotado por la gestión interna del Barça y el caso Lamine Yamal, mientras Laporta sale al rescate
Flick, agotado en el Barça - CORDON PRESS

La convivencia interna en el vestuario del FC Barcelona vuelve a quedar expuesta. Según ha publicado ABC, Hansi Flick lleva semanas verbalizando a su entorno cercano un cansancio acumulado que va más allá de lo físico. El técnico, al que se le identificaba por un carácter metódico y rígido, empieza a sentir frustración ante comportamientos que considera impropios en jugadores profesionales. No han pasado ni catorce meses desde su llegada y ya desliza un desgaste emocional evidente.

Uno de los detonantes es la gestión de Lamine Yamal, cuyo impacto mediático ha generado grietas internas. El club, en un intento de proteger al prodigio de 18 años, estaría tolerando actitudes que Flick considera contraproducentes. La lista incluye fiestas de cumpleaños ruidosas, viajes relámpago, noches de poco descanso y privilegios llamativos como un carrito de golf personal o servicio de comida exclusivo. Para el técnico, la permisividad es peligrosa porque envía un mensaje difuso al resto de la plantilla.

La directiva, en cambio, defiende un enfoque más paternalista. Evitar presiones excesivas y conflictos públicos se considera prioritario. En ese punto, las visiones chocan: Flick reclama autoridad y disciplina; el club apuesta por calma, silencio y acompañamiento.

Tensiones que pueden marcar el futuro

La posibilidad de que Flick adelante un año su salida ya no es una hipótesis remota. Su contrato expira en junio de 2027, pero la puerta a un adiós en 2026 existe si la fatiga personal supera los resultados. Todo dependerá del devenir de la temporada: un proyecto cargado de éxitos podría revertir sensaciones, pero un curso irregular acentuaría el desgaste de un entrenador emocionalmente exigente consigo mismo.

No sería la primera vez que un vestuario joven erosiona la paciencia de un técnico extranjero. Flick, además, fue contratado para elevar competitividad, no para ejercer de tutor permanente. El desgaste psicológico que admite a su staff es precisamente lo que inquieta al club.

Laporta calma la tempestad y defiende a su perla

Joan Laporta no ha tardado en dar la cara. Desde Brujas, antes de la comida institucional previa al duelo de Champions League, el presidente quiso cerrar rumores. “Me consta que Flick está a gusto en el Barça”, afirmó con firmeza. Según él, el alemán está ilusionado con inaugurar el nuevo estadio para 105.000 espectadores y mantiene vínculo emocional con la afición.

Sobre Lamine Yamal, el discurso fue aún más contundente: “Es un genio y voy a protegerlo”. Laporta entiende que la fama llegada de golpe no es fácil de digerir. El mensaje presidencial es claro: el club está con él, incluso aunque su personalidad genere ruido.

El presidente, además, se mostró emocionado con el inminente regreso al Camp Nou. El entrenamiento a puertas abiertas de este viernes agotó 23.000 entradas en horas; es el primer ensayo general antes de la reapertura definitiva, prevista para finales de noviembre.

Una fractura silenciosa

La cuestión de fondo va más allá de un cumpleaños o un carrito de golf. Es una diferencia de modelo: Flick quiere meritocracia, disciplina y jerarquía, mientras que, Laporta, prioriza talento, protección mediática y autoestima juvenil.

Si la tensión no se corrige, podría derivar en desgaste institucional. Por ahora, el entrenador mantiene respeto público, pero sus recientes declaraciones “este club me ha cambiado”, “amo a estos jugadores”, ahora suenan casi como una mezcla de afecto y despedida preventiva.

Mirando al futuro inmediato

La trayectoria competitiva definirá todo. Un Barça ganador mantendría estabilidad; una temporada errática podría acelerar decisiones dolorosas. También será clave la evolución personal de Lamine Yamal, quien debe equilibrar su genialidad con hábitos profesionales sólidos.

El caso aún no es crisis, pero sí un síntoma. El cansancio del entrenador nunca es un detalle menor. Y, cuando aparece tan pronto, el club debe tomar medidas para evitar despedidas precipitadas.