De un ataque silenciador a una historia de amor que dura ya 12 años

Una oportunidad de ascenso perdida dio paso a un idilio inquebrantable entre la afición del Betis y una canción 'house' que sigue resonando cada partido en el Benito Villamarín

Villa GómezVilla Gómez4 min lectura

Ocurrió el 13 de junio de 2010. Evidentemente, el tema en cuestión había sonado alguna vez en el Benito Villamarín, pues fue uno de los éxitos tardíos del verano, otoño e invierno anteriores. Casi nueve meses antes de esa fecha, el DJ rumano Edward Maya y la cantante moldava Vika Jigulina lanzaron un tema que bebía de la música 'house' y de compositor desconocido en realidad (hay por ahí un lío con los derechos de autor) que se popularizó en toda Europa enseguida. Sin embargo, no fue hasta el Día de San Antonio cuando el 'Stereo Love' y la afición del Real Betis comenzarían un idilio que perdura más de doce años después. Y eso que la canción en cuestión fue utilizada como arma arrojadiza, como silenciador para acallar sus cánticos en una penúltima jornada de Liga en Segunda división de mal recuerdo para las huestes verdiblancas.

Y es que más de 7.000 hinchas heliopolitanos invadieron Salamanca en busca de un triunfo de su equipo para depender de sí mismo en entrega final del campeonato. Sin embargo, con reaparición exprés de Sergio García y gol propiciado por el revulsivo David Odonkor, el Betis solamente pudo empatar a uno, quedando a merced de sus rivales directos. Los charros sí vencieron en el broche de aquel campeonato al Villarreal B para mantener la categoría, pero el 4-0 de los sevillanos contra el ya ascendido Levante no valió de nada, pues el Hércules ganó al Real Unión (quedó demostrado posteriormente de manera documental que las sospechas de amaño entonces tenían una base fuerte) y forzó un triple empate que dejaría a los de Víctor Fernández en la Categoría de Plata. Al siguiente curso, llegarían Pepe Mel, Emana, Rubén Castro, Salva Sevilla, Jorge Molina y compañía para obrar al fin la 'operación retorno'.

Resulta que, ante lo mucho que se jugaban ellos también y pese a la cordialidad entre las aficiones (también en las calles de la ciudad universitaria, con sus bares preparados para recibir y servir a los miles de visitantes andaluces), a un directivo del Salamanca se le ocurrió silenciar los cánticos de la hinchada visitante, claramente superiores a los de la local, subiendo el volumen de la megafonía. En ese momento, el tema que sonaba era 'Stereo Love', que los béticos hicieron suyo cambiando la letra original por un 'lololo' que se ha repetido hasta la saciedad hasta este mismo 2022.

No hace mucho, Alejandro Ortega deleitaba sobre el mismo césped del coliseo de La Palmera a los más de 52.000 asistentes al duelo liguero contra Osasuna con una versión del tema interpretado con un violín eléctrico, volviendo loco literalmente al graderío verdiblanco, partícipe del espectáculo de imagen y sonido que, más de 12 años más tarde, confirma la historia de amor entre una canción ideada para callar a 7.000 personas que, en realidad, se convirtió en un himno de referencia.

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