Hermanamiento de Champions y de Primera entre Betis y Cádiz

Unos mil aficionados del conjunto amarillo se han desplazado hasta el Benito Villamarín para acompañar a los suyos y en los aledaños del estadio no han podido evitar compartir cánticos y abrazos con los aficionados verdiblancos

Alberto GálvezAlberto Gálvez 3 min lectura

Es lo que debería tener todo partido de fútbol y por desgracia no lo tiene muy a menudo. Momentos como el que se ha vivido esta tarde en los alrededores del Benito Villamarín, donde cadistas y béticos se han fundido en una misma afición. Más allá de los intereses económicos e incluso políticos que podrían tener algunos dirigentes en este deporte, está el sentimiento de los verdaderos protagonistas, los aficionados. Y contra estos no se puede luchar.

Son muchos los años que llevan hermanados estas dos aficiones y algunos dudaban de si se produciría el mismo sentimiento de bondad en este Domingo de Resurrección. Pues sí y de qué manera. Ni que el Cádiz se esté jugando la vida en Primera División ni que el Betis esté pendiente de alcanzar una plaza en la Champions League - con el subidón que ello supondría en las arcas y el próximo proyecto del club - han podido con la alegría de verse las caras de nuevo en la elite del fútbol español.

Cerca de un millar de aficionados amarillos han viajado a la capital hispalense en esta jornada dominical para apoyar y llevar en volandas a los pupilos de Sergio González en el feudo verdiblanco y una buena parte de ellos se han intercambiado bufandas y abrazos con los béticos que se encontraban cerca del acceso a la puerta por la que tenían que entrar. Algunos incluso se han querido llevar una fotografía de recuerdo.

Con la afición del Betis entonando uno de sus cánticos, los seguidores amarillos no han dudado en sumarse a la fiesta y subir los decibelios alzando sus bufandas e incluso botando como si de otros béticos se trataran. Y como figurantes ante semejante espectáculo, los miembros de la Policía Nacional, quienes, al contrario que en otras ocasiones, no necesitaron prácticamente ni acordonar la zona ni escoltar a la afición rival. Esta vez no hizo falta ni la necesitarán en el futuro, salvo que algún individuo meta la pata alguna vez.

Ya en el campo, la gran mayoría de los seguidores cadistas se situaron en el tercer anillo, en el espacio reservado para la afición rival, si bien otros han buscado acomodo en otras zonas del campo con una mejor visión, sabiendo que podrán celebrar y expresarse de la forma que lo deseen debido a este hermanamiento entre ambas aficionados.