La historia de una nueva amistad entre polacos en la República Checa por el Betis

Dawid Skibinski, de Cracovia, y Marcin Riki, de Torun y componente de la Peña Bética de Triana, se desplazaron hacia Mladá Boleslav para seguir al Betis. En ESTADIO Deportivo, presentes en la República Checa para el partido, relatan el origen de su pasión por las ‘Trece Barras’

La inexplicable derrota de este jueves en Conference League ante el Mladá Boleslav dejó a pocos indiferentes. Dolor y descrédito eran los calificativos más comunes recogidos por las crónicas inmediatas tras el partido. Lo justificaban los rostros de los propios jugadores, conscientes de la pésima actuación y de la dimensión de su tropiezo. Y se puede dibujar en la figuración de la cara de los casi 300 aficionados béticos que se trasladaron hasta esta ciudad periférica de Praga, motivadas por el verde y blanco que tiñe sus corazones y su pérdida de razón, dado que no vieron correspondida su ilusión. Un sentimiento que resulta indefinible para los hinchas nacidos a orillas del Guadalquivir y que, sin lugar a dudas, dejaría numerosas preguntas en las cabezas de dos béticos un tanto peculiares. Dawid Skibinski y Marcin Riki son dos aficionados, de origen polaco, que se conocieron en un recóndito bar de esta fría localidad checa en las horas previas al partido. Si atípico es su amor al Betis, que escapa descaradamente del habitual fundamento paternofilial, también lo es su coincidencia. En ESTADIO Deportivo, desplazado este medio hasta el lugar de los hechos, pudimos conocer el origen de sus historias.

Suelto con el lenguaje, como si hubiera nacido en el Hospital Virgen del Rocío, Dawid se retrotrae a dos puntos paralelos para tratar de dar forma a su vínculo con la entidad. Por un lado, el hincha cracoviano sacó a relucir a la que durante más de tres meses fuera su ubicación por motivos laborales: “Yo quería vivir este ambiente porque he escuchado mucho de Antonio y Chacho. Vivía en Sevilla hace diez años, en la Calle Feria. Por dos o tres meses, y es como una vuelta a los viejos tiempos. También me pasa que escucho ese acento, el andaluz, tan característico, y me resulta familiar. “¿Si sé qué es La Macarena? Claro, yo vivía al lado”.

Por su parte, gran parte de culpa tiene su actual amigo y compañero de trabajo Antonio Rivas, encargado de impregnar su semilla de beticismo: “Estamos esperando al partido, calentando con una cervecita, con gente buena: gente bética”. “Estoy aquí por mi amigo Antonio. Quiero estar con ellos, vivir esta experiencia. Antonio es un chaval que vive la vida bética y me quería enseñar la atmósfera. También quiero comparar esto con lo que tenemos en Polonia. Fui a varios partidos de los equipos polaco y esto es distinto. Tiene otro aire, pero esto me encanta”.

Para Antonio, cuestionado por el modo de conversión al Betis de su amigo polaco Dawid, fue fácil la respuesta: “Le hablo mucho del Betis. Ya sabe que cuando no ganamos no estoy de buen humor. Le gusta el fútbol y se ha ido haciendo bético”.

Prueba de su beticismo es la aventura embarcada para ver el partido. Más de seis horas de coche, desde otro país, como señal de que también es un ‘Loco de la Cabeza’: “Nosotros hemos salido de Cracovia a las 6:00h de la mañana. Me costó levantarme, pero estamos aquí. Llegamos sobre las 1/2. Me metía prisa porque no podíamos perder este ambiente”.

A falta de un bético polaco, dos

La historia de beticismo exótico de esta semana tiene un giro de tuerca más. Al protagonista Dawid se unió Marcin Riki. Este hincha bético, componente de la Peña Bética Triana, se desplazó hasta el mismo bar de la previa sin conocerse de nada. Su aventura sorprendió incluso al ‘Macareno Cracoviano’: “Me decía que hablaba un poco español, pero me extrañó que venga aquí de Torun. Torun es una ciudad al norte de Polonia. Me extrañó que venga un chaval desde allí, que son 7 horas en coche”.

Con dificultades para desenvolverse en español, mantiene viva la llama bética desde hace años. Así lo transmite Dawid, que hace las veces de traductor: “Él asiste a la mayoría de los partidos que hay. Yo vivo en Polonia, pero pertenezco a la Peña Bética Triana, que son como una familia para mí. He ido a Kosice, Roma, Manchester”…

Cuestionado por la importancia del Betis en su vida, un monólogo admirable y poético en polaco precedió la broma de Dawid: “¿Habéis entendido?”. Acto seguido, arrancó de nuevo con la traducción de su compatriota. “Es algo que siento por dentro. Lo que la gente del Betis tiene me atrajo, ese empuje, y me sentí uno de los béticos. Me siento como si estuviera en casa. Lo siento en el corazón, viene del ambiente que hay”.