Qué pasó con... Stephan Andersen: Un portero discreto que firmó por dos años y al que una pifia marcó su carrera como bético
El arquero danés llegó al Real Betis Balompié en verano de 2013. Se presentó ilusionado y prometiendo "buenos años", pero un error garrafal ante el Everton, en el último amistoso de pretemporada, marcaría su experiencia. Acabó disputando sólo 15 partidos y saliendo en préstamo en enero con destino al Go Ahead de Países Bajos. Tras ello, acabaría rescindiendo su contrato como bético
Hablar de Stephan Andersen es hacerlo de un guardameta muy discreto a nivel internacional y que a muchos béticos, quizá, le suene. De hecho, defendió la portería del Real Betis Balompié en 2013, arribando a Heliópolis ese mismo verano con 32 años y con ganas de relanzar su carrera tras un mal curso en Francia, con el Evian.
El bueno de Andersen firmó por dos temporadas y en su presentación se mostró muy optimista e ilusionado, manifestando que jugar en el Betis era un gran paso en su carrera, al mismo tiempo que prometía “bueno años” en el Benito Villamarín. “Espero que pueda disfrutar con el equipo y usar mi experiencia. Ojalá pueda jugar muchos partidos con el Betis, la Europa League es una gran oportunidad para mí. Ir al Mundial es uno de los grandes objetivos, pero antes de eso es rendir con el Betis”, decía el arquero danés durante su puesta de largo. Sin embargo, Andersen no pudo cumplir su palabra, compitiendo por el arco bético con Guille Sara y llegando Adán en el mercado invernal para hacerse con la titularidad.
Una pifia en el último partido de pretemporada, ante el Everton, cambiaría los planes de futuro de Andersen, durando su experiencia como bético tan sólo seis meses. "Estaba bajo los palos, advertí que el balón venía, salté a por él sin pensar y cuando estaba a mi alcance, de pronto, no veía nada. Sea como fuere, no hay excusa, fue un error grandísimo por mi parte", explicó el arquero tras lo sucedido, alegrándose de que había sido en pretemporada y que, por tanto, no le había costado puntos a su equipo, un Betis entrenado por un Pepe Mel que no acabaría la temporada, pasando luego por el banquillo Juan Carlos Garrido y Gabi Calderón, quien no pudo evitar el descenso de categoría de un Betis que acabó colista con 25 puntos.

Como bético, Andersen tan sólo disputó 15 partidos -cinco victorias, tres empates y siete derrotas-, encajando 23 goles. Mítica es su imagen con los brazos en alto tras encajar una falta directa de Bale en un 0-5 frente al Real Madrid. Y es que aquella pifia de verano ante el Everton ya vaticinaba lo que se vendría a lo largo de la temporada. En enero, para sorpresa de nadie, Andersen salió en préstamo con destino a Holanda, donde firmó por el Go Ahead Eagles hasta final de temporada. Ya con el curso finiquitado, el arquero danés y el Betis acabarían rescindiendo su contrato, volviendo el veterano portero a Dinamarca.
En su país, Andersen firmaría por el Copenhague, donde pasaría siete años convirtiéndose en titularísimo bajo palos, capitán y en una auténtica leyenda. En 2021, el portero marchó al humilde Vaerebro danés, donde se retiró en 2023 siendo titular con 43 años. Esta es la historia de Stephan Andersen, un portero discreto al que una pifia de pretemporada marcó su carrera como bético y al que todos recordarán en el Benito Villamarín con los brazos en alto y su cara de circunstancia tras ese gol de falta de Bale.
