Sevilla - Roma: Del Nido Carrasco y Monchi: "Estamos acostumbrados a ver esta copa; no nos llama la atención"

El vicepresidente primero y el director general deportivo del Sevilla bromean cuando el título de la Europa League aparece en escena: "Hay seis iguales en nuestras vitrinas"

Sevilla - Roma: Del Nido Carrasco y Monchi: "Estamos acostumbrados a ver esta copa; no nos llama la atención"
El trofeo de la Europa League y el balón de la final, en el Puskás Aréna. - @UEFAcom_es
Óscar MurilloÓscar Murillo 5 min lectura

"Todas las finales han tenido algo especial. Ésta es la final del año del sufrimiento, pero también de la ilusión, porque la gente tenía muchas ganas de divertirse tras un año muy duro. Se trata del mayor desplazamiento (se rondarán los 13.000 aficionados blanquirrojos) en trece finales europeas, seis Supercopas y siete Copas de la UEFA o Europa Leagues. Eso dice mucho de lo mal que lo hemos pasado y de las ganas que tenemos todos de pasar un bonito día. Dios quiera que lo culminemos llevando el título para Sevilla. Hay gente que ha venido en coche y está haciendo 30 horas de viaje. Nuestra afición, que siempre nos apoya, se lo merece todo. El ambiente que se creó ante el Manchester United y la Juventus hace que, utilizando un término coloquial, sea muy difícil salir vivo del Ramón Sánchez-Pizjuán", explicaba en Movistar Plus el vicepresidente primero del Sevilla FC, José María del Nido Carrasco.

El momento más simpático llegó cuando en el set montado por los compañeros en el Puskás Aréna apareció un operario de la UEFA con el trofeo, pues entonces apareció la superstición más extendida en este deporte: ""Que no me vaya a rozar para nada eh... En el mundo del fútbol te vuelves medio loco, pero yo no la toco ni muerto salvo que mañana, si Dios quiere, la ganemos. Mirarla creo que no importa, aunque, sin parecer ególatra, no nos llama tanto la atención tenerla delante porque hay seis iguales en nuestras vitrinas". El directivo nervionense sí admitió que levantarla ya es otra cosa: "Cuando ves que los capitanes la cogen con una mano y lo intentas tú... Pesa muchísimo. Nosotros decimos que nadie la quiere como nosotros, pero el señor que la ha traído la cuida mucho, la verdad". A renglón seguido, le relevó en la mesa Monchi, que también se refirió al galardón: "No me he cruzado con la copa. Soy supersticioso, pero no la he visto, en serio; de todas formas, estamos acostumbrados a verla".

Ya centrado en el partido, el isleño lo analizaba así: "El destino tiene estos caprichos. Los dos equipos profesionales en los que he trabajado se ven en una final en este estadio. Tiene un matiz emotivo para mí, más allá de que mis colores son rojiblancos y quiero que gane el Sevilla. En Roma he madurado y crecido profesionalmente; conocí un nuevo idioma, nueva gente, una ciudad magnífica y con mucha ilusión. Tuvo dos partes bien diferenciadas, con un primer año magnífico y un segundo más complicado. Estar allí me permitió vivir una semifinal de la Champions, lo que no es sencillo". Seguidamente, opinaba que "los equipos de Mourinho tienen un sello propio muy marcado; son difíciles de batir. Tienes que ganarles, porque difícilmente pierden. Eso va a exigir mucho", pasando a continuación a elogiar a un entrenador, el suyo, que sigue con su futuro en el aire, pues sólo ha firmado hasta el 30 de junio y, aunque logró el objetivo principal de salvar la categoría y puede ganar un título este jueves, todavía no ha rubricado su renovación.

"Mendilibar tiene ya ganada esta final, pero merece ganar un título europeo. Nos ha dado la vuelta y nos ha transmitido la confianza que habíamos perdido durante el año, fundamentalmente a los jugadores. Si alguien se merece estar aquí y también ganarla es él, porque se trata de uno de los grandes artífices. Lo elegimos porque estábamos en una situación crítica, por lo que teníamos que buscar un entrenador que, más allá de los conceptos tácticos, técnicos y físicos, conociera lo que era pasar por esto para ponerle remedio. Es como si te duele el estómago y vas a un médico especialista en la garganta. El tiempo nos ha dado la razón, sabiendo que era una apuesta difícil. Cuando se cambia tres veces de entrenador en una temporada, lo normal es que bajes. Hay una estadística que lo demuestra. Arriesgamos mucho más, pero era necesario, porque el equipo estaba en una situación muy delicada y necesitábamos un cambio, tanto de orientación como de mentalidad. Una de las cosas que ha conseguido José Luis es convencer al grupo de que podía. Y aquí estamos".

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