González Fuertes: de la 'nevera' a vigilar el Villarreal-Athletic... y el Rayo-Sevilla
El controvertido árbitro asturiano, que 'descansaba' desde la jornada 3ª tras no advertir a García Verdura de un gol en fuera de juego de Giuliano Simeone, indultado este fin de semana

Recibió el premio de administrar el VAR en la final de la pasada Copa del Rey entre el FC Barcelona y el Real Madrid, con 'espantá' merengue tras verbalizar en la rueda de prensa previa su desacuerdo con los vídeos de la TV oficial blanca sobre los colegiados. Este curso, Pablo González Fuertes se mantenía a orillas de la jubilación como uno de los árbitros que el CTA utilizará desde Las Rozas para ayudar a sus compañeros más jóvenes, aunque un grave error en la jornada 3, cuando no advirtió al catalán Víctor García Verdura de la posición ilegal de Giuliano Simeone en el 0-1 del Atlético de Madrid. Sus jefes lo mandaron a la 'nevera', donde ha estado un mes, aunque en la entrega de este fin de semana se va a ocupar de dos partidos: el Villarreal CF-Athletic Club y la visita del Sevilla FC al feudo del Rayo Vallecano. La cita sabatina, con Sesma Espinosa en el verde, transcurrió sin polémicas, más allá de un posible penalti sobre Alberto Moleiro y un plantillazo de Pape Gueye al tobillo sin castigo.

El gijonés de 45 años repetirá a las 14:00 horas de este domingo como máximo responsable del videoarbitraje para que no se le escape nada a Jesús Gil Manzano. Cuando no estaba tras un monitor, sino sobre el verde, González Fuertes dirigió 19 partidos con el cuadro franjirrojo como contendiente, de los que no ganó en 12 (cuatro empates y ocho derrotas), al tiempo que con los nervionenses estuvo todo algo más equilibrado (5V 3E 5D), si bien el conjunto blanquirrojo apenas venció en uno de los últimos cinco. De hecho, en la 24/25, la campaña de su retirada como colegiado principal, se encargó como juez máximo de un Rayo-Sevilla, donde los visitantes reclamaron un posible penalti de Andrei Ratiu sobre Adrià Pedrosa que habría podido suponer que el empate a uno final, merced a un golazo del propio carrilero rumano y a otro de Dodi Lukébakio, se hubiese convertido en triunfo hispalense.
Más allá de polémicas puntuales, el equipo que adiestra Matías Almeyda tratará de encadenar tres triunfos a domicilio que, dado que todavía no sabe lo que es vencer en el Ramón Sánchez-Pizjuán (son tres comparecencias seguidas sin hacerlo y un único triunfo en las trece más recientes), pueden mantener las expectativas clasificatorias moderadamente altas para un Sevilla FC que necesita olvidarse de las penurias y recuperar la solvencia de antaño. Sólo queda pedir que, al menos, no haya nada externo que condicione sus resultados.
