El 'plan Cordón': un pellizco inesperado, las manos atadas y las líneas rojas
El posible traspaso de Arana al Spartak de Moscú dejaría casi un millón en las arcas nervionenses; tira y afloja con los descartes para evitar rescisiones y aliviar de verdad el margen salarial

Se ha encontrado Antonio Cordón a su llegada al Sevilla FC una situación que le sonaba bastante. No en sus últimos destinos, pues el dinero no fue un problema en Olympiacos ni el fondo de inversión al que asesoraba, Five Eleven Capital, algo parecido a lo que vivió con Hope Group antes de aterrizar en el eterno rival durante la primavera de 2020. Con otros detonantes, principalmente los estragos de la pandemia de coronavirus, con los campos cerrados (adiós al 'ticketing' y los abonos) y los ingresos extraordinarios cercenados, sus primeros mercados en el Real Betis tuvieron la austeridad como 'leifmotiv'. Jugadores cedidos o a coste cero, como la mayoría de equipos, y confianza en un técnico que fuera, además, un gran gestor de recursos. Y pare usted de contar. Sin embargo, la deuda que atenaza a la entidad nervionense, según muchos cercana a los 100 millones de euros, le está dejando con las manos atadas.

Y no ya por que no pueda fichar, que mientras sea sin coste de traspaso puede hacerlo. El problema real llegará con las inscripciones, como vivió en sus propias carnes a principios de esta década en el barrio de La Palmera. Tiene que vender, pero, a un mes justo de que se cierre la ventana estival, ja preferido el de Granja de Torrehermosa una postura de fuerza. Conoce de sobra lo que tiene entre manos y sabe que, cuando se asome la última semana de agosto, las posturas de todos (entidades, agentes, jugadores) se flexibilizarán. Una táctica arriesgada, pero necesaria con una economía de guerra. Encima, pese a que los cambios en la gestión de LaLiga del LCPD (Límite de Coste de Plantilla Deportiva, vulgarmente conocido como tope salarial) permitirán una mayor holgura o, al menos, una menor estrechez, sigue habiendo condicionantes que perjudican los intereses blanquirrojos.
De momento, colocar a los descartes no es tan fácil, máxime cuando algunos como Adnan Januzaj no están dispuestos a perdonar un euro de unas altísimas fichas que nadie obligó a pagarles, mientras que otros como Rafa Mir, Álvaro Fernández o el ahora lesionado Joan Jordán se han empeñado en tener una última oportunidad como sevillistas. Como bien es sabido, aparte de que al delantero de Javalí Nuevo y el mediocentro catalán les quedan dos años de contrato y no uno como al extremo belga o a Kelechi Iheanacho, la desvinculación onerosa de un jugador perjudica en lo que al margen salarial se refiere. O se marchan con lo puesto o dejan alguna cantidad, mejor si cubre la amortización pendiente, lo que constriñe los movimientos por ahora. Encima, lo de Juanlu Sánchez al Nápoles se ha enfriado casi definitivamente por falta de acuerdo, como precisaba ESTADIO Deportivo, pese a que muchos lo daban por cerrado.

En año de Mundial, los que más pueden dejar en casa, casos de Loïc Badé o Dodi Lukébakio, no se mueven a cualquier sitio. Otra traba añadida a que, con el límite sobrepasado, apenas un 25% de lo recaudado o ahorrado, con algunos matices esta campaña, puede ser reinvertido. Por eso, se escuchan ofertas por todos, sin excepciones, siempre que supongan una ganancia considerable. Como ya advirtió el nuevo director de fútbol profesional del Sevilla FC, "llegará gente para todas las líneas, aunque quizás no tanta como quieren" los técnicos o los aficionados. Si fuera por él y Matías Almeyda, renovaría toda la portería, ficharía un lateral por flanco, un central más hecho, un pivote, un mediapunta, un extremo versátil y un delantero. Luego, se hará lo que se pueda. Cualquier ingreso será bienvenido, como lo habría sido por Alfon González. Él no sobraba, pero hay un interés mayor. Si el Atlético Mineiro, que ha rechazado la primera oferta del Spartak de Moscú, consigue 10 millones de euros por el zurdo Guilherme Arana, el 10% será para los nervionenses: un millón. Casi nada.