La cautelar concedida a Robert Lewandowski, que le ha permitido jugar el derbi Barça - Espanyol, puede marcar un antes y un después en el fútbol español. O debería, si el resto de clubes hacen lo que deberían.
Todos conocen los antecedentes y la sanción. Lewandowski vio la roja ante Osasuna y, cuando se iba para vestuarios, hizo una señal que fue interpretada por todos -también por los comités disciplinarios- como un menosprecio a los árbitros. Ante esto, la resolución este año está siendo de dos partidos de sanción añadidos al de la roja. Apenas uno o dos días antes lo había podido comprobar el sevillista Gonzalo Montiel, por una acción similar en el derbi Betis-Sevilla.
El Barça llegó en este caso a donde nunca ha llegado ningún club. A la justicia ordinaria. Y el Tribunal Central de lo Contencioso de Madrid paralizó la sanción y le dio la cautelar al delantero polaco. Supuestamente, eso había enfadado mucho a la RFEF, pero ésta ha permitido que juegue Lewandowski. El Comité de Competición se ha reunido con carácter de urgencia horas antes del partido y ha acordado que no va a contradecir al tribunal ordinario, ya que no puede dejar sin efecto una resolución judicial.
A partir de ahí se generan muchas preguntas. La primera es a qué está esperando el Sevilla para denunciar un agravio comparativo y que le permitan contar con Gonzalo Montiel el próximo encuentro.
La segunda, por qué el Espanyol no ha tomado cartas en el asunto y ha pedido la suspensión del encuentro hasta que no quede resuelto el caso de si debe jugar o no. Y se ha conformado con el pataleo de no enviar a directivos al palco. Argumentos tenía para lo primero y, posiblemente, habría encontrado el amparo de la Federación Española.
Y, sobre todo, ¿a qué está esperando la Federación para sancionar al Barça? Siempre se ha amenazado a los clubes -a los 'pequeños', claro'- sobre si acuden a la justicia ordinaria y se ha avisado que, incluso, podrían dejarlos fuera de sus competiciones. Pero es el Barça y ya sabemos que siempre ha tenido bula, como aquella sanción de cierre de dos partidos por lo del cochinillo y Figo que nunca cumplió, y fue olvidándose en el tiempo hasta que ya nadie se acordó de que se había infringido la ley.
En este caso, todos piensan que pasará igual, que no ocurrirá nada o llegará la sanción cuando el Barça quiera y no ahora, cuando se perdería el derbi catalán y los complicados partidos ante Atlético y Betis. Eso, si es que no la reducen a un partido, como pretende el equipo blaugrana. Si el Sevilla no alza la voz y el resto se queda tan tranquilo, mejor que dejen que Madrid y Barça se vayan a su Superliga o asuman que cuando ellos quieren algo a los demás sólo les queda agachar la cabeza.