El encuentro del próximo Domingo Resurrección en el Sánchez-Pizjuán se presenta de nuevo caliente. Tras la destitución de García Pimienta y la llegada de Joaquín Caparrós al banquillo, en el seno del Sevilla FC esperan que la figura del utrerano sirva para unir fuerzas en torno al equipo en un choque decisivo. Pero no faltarán de nuevo las protestas contra Del Nido Carrasco, con el recuerdo aún fresco del grito unánime contra el presidente que se vivió en último partido en casa ante el Atlético de Madrid, cuando también se pidió la dimisión del director deportivo, Víctor Orta.
Son tantos los nombres propios que, por ahora, ha pasado de puntillas el de Joan Jordán, que regresará por vez primera a Nervión tras marcharse el pasado verano cedido al Deportivo Alavés. Silbado en varios de sus últimos encuentros con la camiseta sevillista, está por ver cómo es recibido un futbolista que ya fue criticado tras el encuentro de la primera vuelta por su efusiva celebración de la victoria babazorra. Un choque en el que, de forma fortuita, se vio involucrado también en la acción que acabó con Isaac Romero lesionado.
Fijo para Lopetegui en sus tres primeras campañas como sevillista, el catalán admitió que su última campaña y media en el conjunto hispalense fue un calvario. "Se dio un episodio muy duro para mí y para el que no estaba preparado", confesó, marchándose dolido y traicionado, sin culpar en ningún momento a los aficionados y sí a los dirigentes. "Les quiero mucho a todos, tanto a los que me han apoyado siempre y a los que por momentos han tenido algo contra mí. Les entiendo, yo habría hecho lo mismo, pero sí que es verdad que han estado muy engañados y me da mucha pena, porque de verdad que soy sevillista a morir", señaló en su despedida.
Pese a ser empujado por el club a abandonar la plantilla, con la amenaza de la grada y siendo el único descarte con el que García Pimienta no contó en pretemporada, Joan Jordán rechazó multitud de ofertas, tanto del extranjero, donde se interesó el Sporting de Portugal, como de LaLiga, donde fue vinculado a Valencia, Getafe o Espanyol. Pero finalmente aceptó poner rumbo a Vitoria, con el Sevilla FC asumiendo el 70% de su ficha, que ronda los tres millones de euros brutos.
Pese a ello, podrá jugar este próximo domingo ante el equipo que paga la mayor parte de su sueldo. Lo hará, como apuntan desde Vitoria, plenamente centrado en lograr el objetivo de la salvación y ajeno al ruido que pueda generar en la grada su regreso a un estadio en el que pasó de héroe a villano. En el Alavés, aunque con altibajos, ha vuelto a ser feliz. Actualmente es un fijo para Coudet y acumula ya 22 encuentros, en los que ha sumado cuatro goles y dos asistencias. Pero, realmente, las opciones de que continúe en Mendizorroza son escasas. En verano deberá volver, con dos años más de contrato por delante (hasta 2027) y se convertirá de nuevo en un problema para un club que tiene una gran losa económica con todos aquellos jugadores cedidos que no tienen cabida en su proyecto, lista de la que también forman parte Januzaj, Rafa Mir, Gattoni e Iheanacho.