Manu Trigueros decidió poner fin a su carrera deportiva en el Villarreal tras pasar casi toda una vida dentro del vestuario groguet. El capitán amarillo, casi sin hacer mucho ruido se convirtió en una auténtica leyenda. Ahora a sus 33 años sigue disfrutando del fútbol en el Granada, quizás a un nivel inferior, pero con el mismo compromiso de sumar para el equipo, que es lo que más le importa.
El centrocampista, que no es muy dado a entrevistas, ha repasado junto a los compañeros de Relevo cómo fue su salida del conjunto amarillo. Apuntaba a que a las alturas a las que se encontraba su carrera, se retirase ya en el Villarreal. Sin embargo este verano decidio poner rumbo al Granada, equipo donde su padre también jugó.
"Con 30 o 31 años pensaba en retirarme en el Villarreal. Entonces tenía minutos y contaba para Unai (Emery). Luego empezaron los cambios de entrenadores, sufrí un par de lesiones y me costó volver. En el día a día me sentía muy bien, pero en los partidos no tuve la confianza de los entrenadores ni para jugar un ratito. Ahí ya es cuando te planteas salir y volver a ilusionarte. Había perdido un poco la ilusión en el Villarreal. En Granada he generado una nueva junto a mi familia y mis amigos", explicaba Manu Trigueros.
El Villarreal este mismo verano ha sufrido una gran revolución. De hecho, su filosofía de fichajes parece haber cambiado. Antes se apostaba más por un cierto perfil de futbolista más veterano, mientras que en este pasado mercado se ha optado por jugadores más jóvenes y sobre todo con más físico. Igual Manu Trigueros hubiera gozado de menos protagonismo si se hubiera quedado. "Han aparecido jugadores muy importantes que lo están haciendo fenomenal. El fútbol no tiene memoria; hay que adaptarse. Me tocaba un cambio de ciclo, después de tantas temporadas seguidas en un mismo club, y busqué otra ilusión", aclaraba sobre su marcha.
Su salida fue muy franca tanto con Marcelino como con el club. "Siempre le agradeceré la confianza que me dio y que luego le devolví en el campo. Su segunda etapa me pilló más mayor y él consideró que yo no podía darle lo que le daba antes... El míster priorizó a otros jugadores, vino de cara y habló conmigo. La salida fue muy amistosa, entre los dos. Siempre diré que es un magnífico entrenador", comentaba.
Aún le queda mucho que ofrecer en Granada, pero Trigueros ha dejado claro que una vez finalice su compromiso con el equipo andaluz no sabrá qué será de él. "Dependerá de cómo me vea. Quizá el club me pida más o a mí las piernas me pidan menos. Lo iremos viendo", decía. "Soy más director deportivo que entrenador. Creo que tengo mejor ojo para ver. Tampoco me disgustaría ser segundo, alguien que vaya por detrás del míster principal y le aconseje. No quiero ser la cara visible", aseguraba sobre su próximo reto cuando cuelgue las botas.