Ya es tarde para frenar tan dolorosa sangría

Joaquín AdornaJoaquín Adorna
2 min lectura
Ya es tarde para frenar tan dolorosa sangría
- Joaquín Adorna (@JoaquinAdornaED)
Marcó Feddal, salvó su honor y dos puntos que volaban del Villamarín, pero fue entonces cuando se hizo unánime, otra vez, el cántico de un 'Quique, vete ya' que va camino de hacerse un clásico. Se puso cuesta arriba el partido siendo el Betis víctima de su propio estilo y empujado Setién al precipicio por su fiel escudero, Sergio Canales. Un regalo grosero del extremo permitió al Espanyol meter el dedo en la herida abierta y, con el 0-1, hacer aún más ruidoso y visible el desencanto de unos seguidores que no comparten la continuidad de Quique Setién.

Estaba cantado. Con Setién al mando va a ser muy difícil que el Betis vuelva a ganar un partido. Desde el 4-0 ante el Levante, Quique es un entrenador amortizado e incapacitado para resucitar a un equipo muerto, plano, que sólo se sostiene -y por momentos- por la calidad individual de Lo Celso, Canales o Joaquín.

La inacción, la falta de determinación para poner punto final a la etapa de Setién, hace responsables ya a los dirigentes (Haro, Catalán y Serra Ferrer) de convertir una ilusionante temporada en un rotundo fracaso. Cuando aún había tiempo, no se ha hecho nada para intentar alcanzar una plaza europea baratísima. Setién ha vuelto una jornada más a la plaza pública y la afición ha vuelto a dictar sentencia: no le quieren, ni a él ni a su ayudante, Eder Sarabia.

Lo más grave, en todo caso, es la fractura social que se ha generado. Los aficionados divididos entre los hinchas que mostraron su malestar dejando de animar, quedándose en los aledaños del estadio con pancartas contra el técnico (‘Setién, tú y tu ego fuera del Villamarín’) y los dirigentes; y quienes entienden que se puede protestar pero sin dar la espalda al equipo. Quedan tres partidos (Eibar, Huesca y Madrid) y ya es tarde para frenar tan dolorosa sangría.
Unete a nuestro canal de Whatsapp Únete a nuestro canal de Telegram