Lo veíamos muy lejos, lejísimos, en
China. Se ha ido acercando a velocidad de vértigo y ya está aquí, en
España, junto a todos nosotros de forma directa o preventiva. La
OMS (Organización Mundial de la Salud) ha decretado la emergencia internacional y se van sucediendo noticias que disparan la voz de alarma. Cuando afectan al ámbito del deporte, con la repercusión que tiene a nivel mundial y por los millones de personas que moviliza, el temor se multiplica.
Que el
Getafe-Inter de Milán y el
Valencia-Atalanta se vayan a disputar sin público ya nos puso en alerta, porque ha sido la primera gran medida que ha afectado al deporte de nuestro país en este sentido. Pero que el Roma-Sevilla en la vuelta de los octavos de final de la
Europa League se vaya a jugar a puerta cerrada, sin que viajen aficionados o periodistas, nos ha golpeado directamente, de lleno.
Como bien ha dicho el técnico del Liverpool,
Jürgen Klopp, quienes deben tomar la palabra son los entendidos en la materia, pero sin el más mínimo afán de propagar peligros imaginarios o exagerar los reales, resulta evidente que estamos ante un 'tsunami vírico', que ya se considera pandemia por estar extendida en muchos países, y que tiene en vilo a todo el deporte internacional.
Para la celebración de la
Eurocopa o los
Juegos Olímpicos aún queda tiempo y nadie se atreve ni a garantizarlos, ni a darlos por suspendidos. Sí está confirmado que el gobierno italiano ha aprobado un nuevo decreto en el que ordena que se disputen a puerta cerrada todas las competiciones deportivas que congreguen a multitud de personas. Y ante la imposibilidad de garantizar la seguridad de los corredores, ha decidido suspender el
Maratón de Roma, previsto para el 28 de marzo.
Los
casos de infección van en aumento, las muertes también.
Italia cierra las universidades y colegios; en
España se facilita el cierre de empresas por riesgo de contagio... Y en la mente de todos los sevillanos, acontecimientos multitudinarios deportivos (el
Sevilla F.C.-Roma y el
derbi Sevilla-Betis) y sociales (
Semana Santa y
Feria) cubiertos por una capa de incertidumbre. En principio, el
Sevilla-Roma se juega con público, con la sorprendente presencia en las gradas, en principio, de dos mil seguidores italianos. No parece muy lógico. Se cierra Italia, gran foco de contagio, a los sevillanos; se abre
Sevilla, prácticamente limpia, a los italianos. Que el
Sevilla juegue la vuelta sin presión ambiental puede ser una ventaja, insignificante comparada con el daño social y económico que el coronavirus puede ocasionar en todo el mundo.