La nota positiva en la semana negra de Lopetegui

Joaquín AdornaJoaquín Adorna
5 min lectura
La nota positiva en la semana negra de Lopetegui
El entrenador del Sevilla F.C., Julen Lopetegui. - Joaquín Adorna (@JoaquínAdornaED)
De bordarlo ante el Krasnodar, ganando un partido complicadísimo desde el banquillo para lograr el pase a los octavos de final de la Champions, a realizar una elección de recursos humanos en unos días decisivos que se han cerrado con el título que da nombre a este artículo: la semana negra de Lopetegui.

El fútbol es tan cruel como la vida misma. Te encumbra unos días a la gloria y, cuando crees que has dado con la tecla de los éxitos, te tumba y te pisa para que no levantes en exceso la cabeza. Del estratega Lopetegui en Rusia, capaz de iniciar un partido con cambio de sistema para descolocar al rival; con flexibilidad para volver a la que suele ser su idea original cuando ve que pierde el control del juego; con rapidez leyendo el desarrollo del encuentro para hacerlo virar con cambios de futbolistas... al Lopetegui que tiró el partido ante el Chelsea para reservar a sus mejores hombres y que, con los mejores, fue superado por un Madrid en plena crisis.

El ridículo ante el Chelsea sólo se podía justificar con un triunfo ante los madridistas para meterse de lleno en la zona alta. O se justificará y se olvidará si al concluir la temporada el Sevilla acaba entre los cuatro primeros, ha cumplido objetivo en Champions (el club ha presupuestado el pase a cuartos de final, pero hay transatlánticos que te pueden dejar varado en octavos sin perder la dignidad, y más siendo segundo de grupo) e ilusiona a los suyos en la Copa del Rey.

La conclusión ha quedado clara con el foco puesto en la cortísima distancia: con la alineación y el planteamiento ante el Chelsea Lopetegui empezó perder el partido ante el Madrid. Se olvidó de lo que se pregona desde el club: competir en todos los partidos. Y le dio una importancia desmedida a los de Zidane, que con orden defensivo se han llevado los tres puntos del Sánchez-Pizjuán sin sufrir en exceso.

Refrescar y revolucionar al equipo en Champions fue un error. Hizo el ridículo ante el Chelsea, se quedó con la sensación en el cuerpo de ser incapaz de estar a la atura de un club poderoso y tiró por la borda la opción de ser primero de grupo, lo que complicará el cruce en los octavos (Liverpool, Bayern de Múnich y Manchester City ya son tres de sus posibles rivales).

Con lo mejor que tiene Lopetegui, con la única extrañeza de ver a Aleix Vidal cumpliendo con nota como lateral en la banda izquierda, el Sevilla no pudo superar a un Madrid vulgar al que superó el Alavés (1-2) y que vive en el alambre en Champions. Dos chilenas (la de De Jong y la de Ocampos), el disparo desde el borde del área de Suso que se marchó por poco por parte del Sevilla. Y por parte del Madrid, el remate inicial de Vinicius, el error con los pies de Bono en la presión del Vinicius que acabó solventado entre Diego Carlos y el propio Bono, el tanto del meta internacional marroquí en propia puerta (según el acta) y un paradón de Bono a disparo de Benzema.

Sin exponer nada, se llevó los tres puntos el conjunto del Zidane jugando, eso sí, como si de un equipo pequeño se tratara, en la más pura versión 'cholista' del conjunto merengue. Y en esa idea quizás esté escondida la única nota positiva que se puede extraer de la semana negra de Lopetegui: el Sevilla tiene un plan de fútbol dominador que no le ha dado para ganar en estas dos últimas citas, pero que está muy definido.

Un plan que le ha permitido levantar plata, la sexta Europa League en su primera temporada al frente del equipo y con un equipo casi nuevo. Un plan en el que creen los jugadores, que creen y defienden la idea, por tanto, de su entrenador. Y un plan que está por ver cuando pase la pandemia cómo conecta con su afición, aunque se intuye la sintonía si se mantiene como plan ganador.
Unete a nuestro canal de Whatsapp Únete a nuestro canal de Telegram