Ganar, aunque sea de penalti injusto

Joaquín AdornaJoaquín Adorna
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Ganar, aunque sea de penalti injusto
- Joaquín Adorna (@JoaquínAdornaED)
Y, si es posible, en el último minuto. Para que no haya tiempo de reacción para el rival. ¿Quién no lo firma? Tres puntos más, el Real Betis durmiendo en puesto europeo hasta que el Villarreal se enfrente al Athletic en San Mamés este domingo y todos los béticos contentos.

De penalti injusto en el último minuto (uno antes, en el 89', para ser exactos), precisamente, ganó el Getafe al Betis la pasada temporada. Seguramente el colegiado Eduardo Prieto Iglesias acabó perdiendo la categoría, descendido al final de la campaña a Segunda división, por errores tan graves como el que cometió en ese encuentro.

Dejó sin sancionar una mano clarísima de Ángel en el área del Getafe y minutos después pitó penalti por una mano, tan involuntaria como la de Ángel, de Álex Moreno en el área del Betis. El propio Ángel transformaba ante Joel, el Betis se marchaba con el enfado en el cuerpo, pero allí se quedaron los puntos y los elogios al conjunto de Bordalás.

En poco más de un año, han cambiado los aires. Perder de penalti injusto en el último minuto duele muchísimo. El Getafe, en cambio, salió reforzado aquel 27 de enero de 2020 en la idea de un técnico que hoy vive cuestionado hasta por los más acérrimos defensores del fútbol práctico llevado al límite en lo físico (la agresividad bien entendida es parte intrínseca del fútbol, eso es innegable).

El Betis ganó, y no de penalti injusto. Si un árbitro internacional experto como Estrada Fernández, a sus 45 años y con once temporadas en la máxima categoría considera que hay acciones punibles en las dos jugadas en las que Borja Iglesias es golpeado en la cara, primero, y derribado después, poco hay que discutir.

De hecho, el segundo técnico del Getafe, Patricio Moreno, reconoció que "Estrada Fernández no ha influido en el resultado". Salvo alguna salida de tono en redes sociales (alguna nada edificante en Twitter), pocas quejas se han oído sobre el arbitraje en un Getafe consciente de que tiene más razones futbolísticas que externas para estar preocupado. Siempre es mejor mirar hacia dentro y cerca para encontrar verdades, que perder el tiempo buscando fuera lo que no puedes solucionar con tus medios.

El factor diferencial del Betis es su técnico, Manuel Pellegrini. Volvió a serlo ante el Getafe. Se encontró con la tempranera lesión de Fekir, la suplió con Tello y tuvo la valentía de mandar a la grada al propio Tello para dar entrada a Juanmi en el 79'. Se entiende el enfado de Tello, pero tuvo más de una hora (66 minutos) para enchufarse en un partido en el que apenas realizó acciones trascendentes.

Manejó perfectamente los cambios. Buscó la reacción con Joaquín y Borja Iglesias en el 63', en la segunda ventana que utilizaba de cambios, y la encontró con el 'Panda', que provocó los dos penaltis y asumió la responsabilidad de marcar el segundo penalti tras el fallo de Canales en el primero (tiene el santanderino que resetear la confianza desde los once metros porque sus miedos no están a la altura de su calidad).

Pellegrini ha recuperado y, lo más importante, está dando continuidad al espíritu competitivo del Betis, al que ha llevado a un nuevo mundo tras varios años de sequía viendo a un equipo indolente que se 'rajaba' con mansedumbre al primer contratiempo.

Aún tiene algunos retos pendientes. Como lograr que Loren recupere la confianza del buen goleador que lleva dentro (desperdició un gol que no se debe fallar en la elite) y lograr la versión top que lleva escondida dentro el, aparentemente, indolente Carvalho (expulsado en los diez minutos que estuvo en el campo).
Tres puntos de oro y a pensar en el Cádiz.

Pudo ganar mucho antes, pero tuvo que hacerlo en uno de los dos penaltis que, justamente, pitó Estrada Fernández. Poco importa. El bético habría disfrutado igualmente. Como disfrutaron la pasada campaña los seguidores del Getafe ganando gracias a un penalti que no debió ser señalado en el último minuto. No nos engañemos. Es lo que todo seguir quiere. Ganar, aunque sea de penalti injusto.
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