Carlos Sainz se baja del Williams para triunfar

El inicio de Carlos Sainz en Williams no está ni mucho menos todo lo espectacular que se podía esperar. Los fallos del piloto en algunas ocasiones, la mala suerte en otras, e incluso los fallos del coche. Todo ha hecho que una vez que se han disputado tres carreras, apenas haya podido sumar un punto, el mismo que llegó debido a que descalificaron a los Ferrari en China. Sin embargo, pese a que hasta ahora está muy lejos de cumplir con las expectativas, si que le ha dado mucho a su equipo, especialmente en el Gran Premio de Australia, donde se estrelló al comienzo, pero terminó siendo clave.

El motivo es que la carrera australiana fue una tremenda locura por culpa de la lluvia. El agua que caía sobre Melbourne fue la culpable del error de Sainz que le llevó a abandonar. Pero lejos de venirse abajo, hizo lo que haría un buen hombre de equipo. Mientras veía la carrera y consciente de las condiciones mejor que nadie, tomó una decisión que acabó con Albon en la quinta plaza. Cuando la lluvia era una duda, que no estaba claro si iba a ser suficiente para parar, el 55 fue hasta los estrategas para comentar su punto de vista, que acabó siendo el acertado.

En una publicación de Williams antes del GP de Bahrein los dos pilotos lo han destacado: "Empecé a correr hacia el ‘pit-wall’ y le pregunté a James que si podía comentarlo, me dijo que sí y les dije que si estuviera en el coche no tendría acceso a esto, pero que en el momento en que vieran a los que van delante salirse porque la lluvia es demasiado fuerte, se va a volver peor. Así que creía que deberíamos parar a Alex cuando llegase la lluvia".

Un nueva oportunidad

Eso es pasado, aunque es cierto que ha sido el hasta ahora mejor resultado de los de Grove, pero mientras el piloto tailandés si que está logrando ser competitivo, Sainz ni mucho menos se está acercando al rendimiento que se le presuponía al fichar y que necesita Williams de él, algo que buscará en Bahrein desde mañana. Es uno de los mejores de la parrilla y aunque ya no esté en un Ferrari, el azul es un monoplaza para pelear por los puntos, pero no termina de hacerse a él. Al final debería ser cuestión de tiempo, pero cada carrera que pasa y no lo consigue es una piedra más en el complicado camino hacia volver a ser relevante en el gran circo.