Estadio Deportivo6 min lecturaMadrid, 21 jul (EFE).- El Leganés inicia una nueva etapa en la categoría de plata del fútbol español después de cuatro temporadas en LaLiga Santander y lo hará con la sensación de que el trabajo llevado a cabo con la cantera empieza a dar ya sus frutos.
Si bien es cierto que durante la trayectoria en la elite el conjunto madrileño, que los pasados meses estuvo dirigido por el mexicano Javier Aguirre, no se había caracterizado por dar protagonismo liguero a los jugadores salidos de sus categorías inferiores, a pesar de que en este aspecto como en tantos otros el club ha crecido notablemente, no lo es menos que en el tramo final del curso recién concluido esa realidad parece haber dado un vuelco.
El primero que tomó la alternativa desde el ascenso en Anduva fue un guardameta, Dani Barrios. En su caso contó con algo más de sesenta minutos en la 2016-2017 durante un partido contra el Eibar después de que Iago Herrerín fuese expulsado.
Esa campaña Asier Garitano se llevó también convocados en alguna ocasión a jóvenes como Álvaro Molina, Sergio Arribas o Alejandro Mozo aunque ninguno de ellos llegó a debutar en el torneo de la regularidad.
Sí lo harían en la 2017-2018 los dos últimos, saliendo desde el banquillo ante el Villarreal y el Atlético de Madrid respectivamente. Más suerte tuvo Sierra, a quien se pudo ver aproximadamente veinte minutos contra el Espanyol y en los instantes finales de un choque en Girona. Además formarían parte de alguna convocatoria Salazar, Leo o William.
La situación no mejoró de la mano del argentino Mauricio Pellegrino, quien en su primera temporada al mando del cuadro blanquiazul optó por no dar entrada a ningún integrante del filial pese a que llevó convocado a Mestalla a un Javier Avilés que por entonces ya comenzaba a llamar la atención del primer equipo.
Quedaba pues una cuenta pendiente que el preparador saldó dándole cerca de un cuarto de hora en el encuentro de la segunda jornada que midió a los leganenses contra el Atlético de Madrid en el estadio Butarque.
No hubo tiempo para más pues los malos resultados dejaron sin el cargo al argentino. Tampoco Luis Cembranos, quien se hizo con las riendas del vestuario tras estar al mando del filial, arriesgó en su apuesta lo poco que estuvo.
Esa dinámica, sin embargo, cambió de la mano de Javier Aguirre. El mexicano comenzó dejando claras sus intenciones de mirar hacia abajo ya en el primer partido, cuando convocó para viajar a Anoeta a Iván López.
Copa del Rey al margen, el siguiente que entraría en una lista con 'El Vasco' fue el marroquí Aymane Mourid, pues estuvo en el Wanda Metropolitano en el mes de enero, aunque no llegó a pisar el césped.
El punto de inflexión definitivo acabaría siendo el parón competitivo provocado por la crisis sanitaria del coronavirus, pues la acumulación de partidos en pocos días y una plaga de lesiones obligaron a Aguirre a buscar alternativas.
Además de Mourid y López, que volverían a formar parte de alguna expedición pero sin entrar al campo, disfrutó también de sus primeras cuatro llamadas con los 'mayores' el centrocampista Iván Amores.
Sin embargo fueron otros dos futbolistas quienes aprovecharon la oportunidad al máximo. Uno el delantero centro Manu Garrido, a quien se vio como revulsivo ante la falta de gol. Después de estrenarse en Pamplona y de afrontar cerca de un cuarto de hora contra el Sevilla, acabó siendo titular en los enfrentamientos decisivos de las dos últimas jornadas contra el Athletic y el Real Madrid.
El otro fue Javier Avilés, que había ido perdiendo fuelle pero que llegó a tiempo para convertirse en un recurso de lo más útil saliendo desde el banquillo. Así sucedió contra el Valladolid, el Mallorca y el Osasuna.
Su golazo frente los navarros le sirvió para ser titular en la siguiente cita con el Sevilla como rival y posteriormente acabaría contando ante el Espanyol, el Valencia, el Athletic y el Real Madrid. Contra los blancos tuvo además dos claras ocasiones, una posterior a la posible mano en el área de Luka Jovic, que podían haberle dado la salvación a los suyos.
Con el descenso se vislumbra un nuevo escenario para todos ya que se les abren las puertas para tener mayor continuidad en una categoría inferior donde pueden seguir acumulando experiencia mientras alternan con un filial que también inicia etapa.
Confirmada ya la salida de Luis Cembranos, el equipo tratará de subir de nuevo a Segunda División B después de que la irrupción del coronavirus acabara con el sueño este curso cuando marchaban en sexto lugar y a solo tres puntos de los puestos de promoción.
Carlos Mateos Gil